sábado, 25 de julio de 2020

Domingo XVII del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

(26 de julio de 2020)

(1Re 3,5.7-12; Rom 8,28-30; Mt 13,44-52)

Monición de entrada:

Reunidos para la celebración de nuestra fe en el domingo, día del Señor, abrimos nuestro corazón a la Palabra de Dios. Como el rey Salomón, pedimos sabiduría e inteligencia para leer los signos de los tiempos y acoger, como nos propone el Evangelio, el tesoro del Reino. Cada domingo es también el día de la familia y, por ello, hoy queremos, tener presentes a todos los afectados por esta pandemia y, de modo especial, con motivo de este día de los santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María, a nuestros mayores, que han sido duramente golpeados por la covid-19. 

Participemos todos en esta celebración de forma activa y alegre siendo conscientes de que el testimonio de nuestros mayores nos ayudará a renovar y fortalecer el tesoro de la fe.

 

Oración de los fieles:

Sac: Ante los malos momentos que queremos salvar, necesitamos tu luz para que entendamos los contratiempos. Sabemos, como dice S. Pablo, que todo es para nuestro bien, por eso hoy pedimos:

 

1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que crezcan en sabiduría y santidad para dar Gloria a Dios y a su Iglesia. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2. – Por los dirigentes de los pueblos para que trabajen en aras del bien común y cuidando de los más necesitados. ROGUEMOS AL SEÑOR.

3. – Por todos nuestros abuelos, para que este tiempo de sus vidas lo puedan recorrer con plenitud, paz y alegría, en alabanza a Dios Padre. ROGUEMOS AL SEÑOR.

4. – Vamos a tener un recuerdo muy especial por los enfermos, los ancianos que viven solos,  y todas las víctimas de la pandemia, para que todos reciban de los hermanos consuelo y ayuda. ROGUEMOS AL SEÑOR.

5.- Para que la actual situación de crisis sea ocasión de una mayor fraternidad entre todos nosotros y entre nuestros países y nadie haga uso pensando sólo en los su egoísmo, roguemos al Señor. ROGUEMOS AL SEÑOR.

6. – Por nosotros para que una vez encontrado el tesoro del Evangelio y la Eucaristía, no escatimemos esfuerzos en su propagación por todo el mundo. ROGUEMOS AL SEÑOR.

Sacerdote: Padre, como tu siervo Salomón, te pedimos que nos llenes de tu sabiduría para discernir los signos de los tiempos y actuemos siempre según tu voluntad.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Llenos del gozo que el Espíritu infunde en nuestro corazón,

te bendecimos, Señor Jesús, por descubrirnos en tu Evangelio,

en tu persona, en toda tu vida y en tu amor hacia nosotros,

el tesoro escondido y la perla fina del reino de Dios,

por el que vale la pena arriesgarlo todo sabia y generosamente.

 

Bendito seas también porque nos hablaste del reino

con parábolas  y signos de liberación que unen el anuncio

del reino de Dios con la salvación y la felicidad del hombre.

 

Haz, Señor, que la buena nueva del tesoro de tu reino

transforme nuestras vidas pequeñas a la medida de tu proyecto,

y alcanzaremos de tu amor todo lo demás por añadidura. Amén.