MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos, en este tiempo de esperanza –que es el ADVIENTO- a este hogar en el que Jesús nos da la fuerza necesaria para ser fuertes ante las dificultades, y donde el Espíritu nos enseña a guardar, cuidar y reservar los caminos de nuestra vida para que el Señor nazca en nosotros.
En este día celebramos la INMACULADA CONCEPCIÓN.
Nadie, como ella, nos puede indicar los caminos que nos llevan a la Navidad. Su pureza, su alma limpia, su interior lleno de Dios.
Pidamos al Señor por nuestras madres. Que nos ayuden a crecer como hijos de Dios y que, Dios, les dé también fuerza y fe para acompañarnos al encuentro del Señor que viene.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.- Por la Iglesia que peregrina en este mundo con la esperanza de la gloria que un día se nos descubrirá; en comunión con María, Madre de la Iglesia. Roguemos al Señor.
2.- Por las personas que sufren o viven sin esperanza. Que todos los cristianos nos impliquemos activamente, para hacer posible la justicia de Dios en la vida de todas las personas. Roguemos al Señor.
3.- Por las madres de familia, para que con su intuición femenina, orienten a sus hijos hacia los valores evangélicos fundamentales para toda vida humana. Roguemos al Señor.
4.- Por todos aquellos que sufren en su propia carne la insolidaridad de los hombres. Roguemos al Señor.
5.- Por todos nosotros, para que la celebración de la fiesta de María Inmaculada nos haga ser más consecuentes con nuestros compromisos cristianos. Roguemos al Señor.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
Hoy te bendecimos, Padre, por Santa María Virgen,
La llena de tu gracia y favor, la madre inmaculada de Jesús;
Y unimos la espera y la esperanza de la venida de Cristo
Al recuerdo de su Madre bendita, que es toda ella adviento.
María es la mujer nueva que con Cristo, el hombre nuevo,
Refleja la nueva humanidad, restaurada a su hermosura primera,
Tal como salió de tus manos creadoras al amanecer el invierno.
Ella es también la mujer creyente, en quien colmas de bienes
A los humildes, mientras despides vacíos a los ricos engreídos.
Por todo ello, y porque en Cristo nos hiciste hijos tuyos
Para alabanza de tu gloria, ¡bendito seas por siempre, Señor!