Monición de entrada
¡Bienvenidos a esta Eucaristía, en la que el Señor, una vez más se multiplica para que no nos falte el Pan de la Vida!
Una vez más, movidos por nuestra fe, damos gracias a Dios por todo que nos da. Cuando existe buena voluntad, hasta lo poco, se puede convertir en mucho.
Que este encuentro nos haga más generosos, más agradecidos por lo que el Señor hace por nosotros. Y, que la fe en Jesús, sea para nosotros un motor, una fuerza que nos impulse siempre a hacer el bien.
Oración de los fieles
Sacerdote: Pidamos al Señor que abra nuestro corazón y nos dé fuerzas para no defraudar nunca las esperanzas de quienes tenemos cerca
1. – Te pedimos Padre, por el Papa, para que atiendas todas las súplicas que eleva en nombre de Cristo para el bien del mundo y de la Iglesia. Roguemos al Señor.
2. – Por los pueblos del mundo, para que tu mano nos sacie de amor a todos y podamos crecer en justicia, paz y armonía. Roguemos al Señor.
3. – Por todas aquellas personas que dedican su vida a los demás, para que el Señor premie esa labor y disfruten de los bienes que Dios nos manda. Roguemos al Señor.
4. – Por todos los que sufren, para que de la mano de Cristo reciban el consuelo y la fuerza necesaria para pasar estos malos momentos. Roguemos al Señor.
5.- Por las familias para que acercándose al Amor de Cristo se vean saciadas y ese amor fructifique en los hijos. Roguemos al Señor.
6. – Por nosotros para que siendo fieles a Cristo veamos como su mano va atendiendo nuestras necesidades. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Escucha, Padre bueno, las peticiones que brotan de un mundo con problemas. Ayúdanos a mantener la entereza, a ser sensibles con los demás y a poner a disposición de quienes nos necesiten los dones que tú nos has dado. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Después de la Comunión
Te bendecimos, Dios de los pobres y hambrientos del mundo, ´porque Jesús se compadeció de la gente extenuada y famélica, y repartió en abundancia el pan del reino a los pobres.
Él invita también a su mesa eucarística a todos sus hijos, como hermanos que participamos del mismo pan familiar.
Nosotros queremos celebrar dignamente la cena del Señor, con un corazón abierto al amor y la fraternidad universal, compartiendo la fe, el pan y la vida con nuestros hermanos, especialmente con los más pobres de bienes y derechos.
Danos, Señor, hambre del pan de vida que eres tú, y sáciala definitivamente en el banquete de tu reino. Amén.