5 de noviembre de 2023
MONICIÓN DE ENTRADA:
Queridos hermanos: El amor a Dios sobre todas las cosas y el amor a nuestros prójimos, a los próximos y a los lejanos, debe ser fundamental para nuestras vidas. Jesús de Nazaret nos va enseñar hoy algo importante: no se puede abusar del pueblo y menos desde las instancias religiosas, como hacían los fariseos y los maestros de la Ley convirtiéndolo todo en pesada carga imposible de soportar. Jesús lo dijo claro: mi yugo es suave y mi carga ligera… Iniciemos, ahora, nuestra eucaristía alegres y confiados.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Sac.: Sintiéndonos todos hermanos, hijos de un mismo Padre, roguemos para que todos los hombres se llenen de sus dones.
1.- Por la Iglesia de Dios, nacida del costado de Cristo, para que se mantenga sincera, humilde y eficaz en la enseñanza de la Palabra de Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2.- Por los políticos, los periodistas, los escritores, para que su trabajo traiga la Verdad de Dios a todos los hombres y conociéndola alcancemos todos, la paz, la concordia y el amor. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3.- Por los científicos, los investigadores, los médicos, para que su ciencia sirva para el consuelo de los hermanos y para mostrar la grandeza, sabiduría y ternura de Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4.- Por los pobres, los solitarios, los abandonados, los olvidados, para que encuentren en sus hermanos consuelo inmediato y que esa alegría les muestre el camino de Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR.
5.- Por los jóvenes, los adolescentes, los niños y niñas, para que sepan ver en Jesús al mejor Maestro. ROGUEMOS AL SEÑOR.
6.- Por los presos, los oprimidos en la carne o en el espíritu, por las mujeres y niños maltratados, por las víctimas de la tortura, de las guerras, del terrorismo, para que su sufrimiento se convierta en participación del misterio de la Cruz de Cristo, causa directa de paz y amor. ROGUEMOS AL SEÑOR.
7.- Por todos nosotros, asistentes a esta Eucaristía, hermanados en la unidad y amor, que da recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo. ROGUEMOS AL SEÑOR.
Sac.: Padre Bueno concédenos los que este pueblo tuyo más cercano a Ti en esta celebración dominical te pide en nombre de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN (Después de la comunión)
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
Ante ti, nuestro Padre y nuestro único Dios y Señor, confesamos que nosotros pertenecemos a los que dicen y no hacen. Líbranos de la hipocresía y del complejo de superioridad, porque todos somos hijos tuyos y hermanos en Cristo.
Fortalece con tu Espíritu a los servidores de tu pueblo, para que la palabra que anuncian se haga verdad en ellos. Mantén en la fe a tus hijos más débiles y tentados de abandonar.
Haz, Señor, que nuestro ejemplo evangélico de amor humilde y de fraternidad sincera robustezca a los vacilantes en la fe, para que, guiados por tu Espíritu, caminemos juntos como hermanos con el corazón ensanchado por el camino de tu verdad. Amén
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