lunes, 26 de octubre de 2020

MONICIONES SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

1 de noviembre de 2020

Apocalipsis 7:2-4, 9-14 ; I Juan 3:1-3; Mateo 5:1-12

Monición de entrada

Queridos hermanos y hermanas, nos hemos reunido hoy para celebrar la Eucaristía en la solemnidad de Todos los Santos.  Con mucha alegría recordamos a todos aquellos hermanos y hermanas que nos han precedido en el camino de la fe y que ahora gozan de la plenitud de la vida con el Padre Celestial y con Jesús resucitado.  Animados por el ejemplo de vida y la intercesión de todos los santos caminemos con la esperanza de conseguir nosotros también la santidad.


Oración de los fieles

1.      Por la Iglesia de Dios, para que sea la sal de la tierra y la luz del mundo, y dé testimonio de la vida nueva que nos viene por Cristo Jesús.  Roguemos al Señor

2.      Por todas los dirigentes de las naciones para que la Sabiduría del Espíritu sea la guía en los momentos de difíciles decisiones. Roguemos al Señor

3.      Por los hombres y mujeres, para que la propuesta del Evangelio nos ayude a encontrar la felicidad auténtica.  Roguemos al Señor

4.      Oremos hoy especialmente por nuestros difuntos: amigos y familiares, para que gocen para siempre de la plenitud de la vida con Dios.  Roguemos al Señor

5.   Por nuestra comunidad parroquial, para que Dios nos mantenga conectados en espíritu y amor durante este tiempo de distanciamiento social, roguemos al Señor.

5.      Por cada uno de nosotros, los aquí reunidos, para que, con todos los santos y santas de Dios, avancemos por el camino de la fe para conseguir con ellos la felicidad eterna.  Roguemos al Señor

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación

bendecirte, Dios santo, uno y trino, con todos tus santos,

porque nos concedes celebrar hoy la gloria de la asamblea festiva

de todos los bienaventurados en la patria definitiva del cielo.

 

Hacia ella, aunque peregrinos y forasteros en país extraño,

nos encaminamos alegres, guiados por la fe y por la esperanza,

y gozosos por la gloria de los mejores hijos de tu Iglesia,

los santos, nuestros hermanos, en quienes encontramos ejemplo

de vida cristiana que imitar y ayuda para nuestra debilidad.

 

Por eso, unidos a todos los santos y al coro de los ángeles,

te glorificamos repitiendo sin cesar: santo, santo, santo.  Amén

 

sábado, 24 de octubre de 2020

Domingo XXX del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

 (25 de octubre de 2020)

(Ex 22, 20-26; I Tes 1, 5c-10; Mt 22, 34-40)

 

ENTRADA:

Es posible que los cristianos del siglo XXI, sigamos preguntando cuál es el mandamiento principal. Jesús es claro en su respuesta: lo primero es amar a Dios con todo el corazón; lo segundo es amar al prójimo como a ti mismo.

No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas, sobre todo a quien más sufre en el mundo.

Celebramos este amor incondicional de Dios en esta acción de gracias que es la Eucaristía.

 


La oración de los fieles

Sacerdote: Hoy Cristo nos pide que amemos al Padre y al prójimo. Con esta intención elevamos a Dios nuestra plegaria.

1. – Te pedimos Padre por la Iglesia para que sea verdadera portadora del amor recibido por el sacrificio de Cristo y viva alabando a Dios y atendiendo a los hombres. Roguemos al Señor.

2. – Te pedimos Padre por todos los pueblos del mundo, para que teniéndote a ti como Padre vivamos como hermanos. Roguemos al Señor.

3. – Te pedimos Padre por los enfermos y todos los que los rodean, para que viviendo del amor que tú nos das, transformen la tristeza en alegría y el dolor en salud. Roguemos al Señor.

4. – Por la paz y la concordia en España y en todos los países que sufren algún conflicto interno. Roguemos al Señor.

5. – Por las familias cristianas para que sean verdaderos focos de amor a Dios y al prójimo. Roguemos al Señor.

6 – Por todos nosotros, para que después de alabar al Padre en esta Eucaristía, llevemos ese amor recibido a todo aquel que se encuentre con nosotros. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Padre, tú que eres el Amor verdadero, llena nuestros corazones con tu luz para que sepamos llevar tu Palabra a todo aquel que lo necesita. Por JCNS.

 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN:

Gracias, Padre, por la lección de conversión que hoy

nos da Jesús en la parábola del fariseo y del publicano.

Haznos, Señor, entender que somos tan fariseos como pecadores,

tan hipócritas como mezquinos, tan necios como soberbios.

         Nosotros encasillamos de una vez por todas a los demás,

pero tú eres el que brinda siempre una segunda oportunidad.

Tú crees en el hombre a pesar de todo, porque tu misericordia,

tú compasión, tu paciencia, tu amor y tu perdón no tienen límite.

Líbranos, Señor, de la religiosidad de escaparate,

y haz que la brisa de tu ternura oree nuestro yermo corazón

con la esperanza y el gusto de tu banquete de fiesta. Amén.