sábado, 3 de septiembre de 2022

Moniciones Domingo 23 Tiempo Ordinario - Ciclo C -

 (4 de septiembre de 2022)

Sab 9, 13-19; Flm 9b-10, 12-17; Lc 14, 25-33

MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. Debemos estar hoy especialmente atentos. Jesús nos va a pedir un compromiso radical de seguimiento, que no admite excusas. Hemos de seguirle, por encima de todo. Incluso por encima de lo que nos parece digno y bueno. La llamada de Jesús no nos debe producir tristeza. Jesús brinda ayuda y sabiduría para saber exactamente lo que tenemos que hacer. Pero hemos de seguirle, sin rodeos, sin excusas, sin mirar atrás.

 


ORACIÓN DE LOS FIELES

SACERDOTE: Elevemos nuestras plegarias a Dios Padre y pongamos sobre el altar nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos y hermanas.

1. - Por el Papa Francisco y por todos los obispos de la tierra, para que renueven, día a día, su radical promesa de seguimiento a Jesús y que sepan transmitirla al resto del pueblo de Dios, Roguemos al Señor.

2. - Por los organismos internacionales y por los políticos de todo el mundo para que trabajen inspirados por Jesús y consigan la paz en el mundo. Roguemos al Señor.

5. - Por los más pobres y desgraciados, por los solitarios y los olvidados, para que el Señor Jesús los auxilie y, a la vez, promueva en nosotros todo el amor necesario para atenderlos y ayudarlos siempre. Roguemos al Señor.

6. - Por nosotros, para que, seamos instrumentos humildes en las manos de Dios para aliviar el sufrimiento del mundo, y dar la alegría y la esperanza de la resurrección. Roguemos al Señor.

SACERDOTE: Dios Padre nuestro que en Jesús te has acercado a nosotros y nos lo has propuesto como modelo y Camino: ayúdanos a escuchar su invitación a seguirle, y danos coraje y amor para dejarlo todo por su Causa y seguirlo efectivamente, por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

 

EXHORTACIÓN FINAL

(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)

Te glorificamos, Padre nuestro del cielo, porque Jesús nos enseñó el camino que por la abnegación lleva a la vida.

Con su ejemplo nos mostró la ruta ardua y gozosa del seguimiento.

Él fue el primero en la opción total por el reino de Dios, y se adelantó a entregar la vida para ganarla definitivamente.

Caminando con él, Cristo nos quiere libres para amar y darnos.

Ayúdanos, Señor, a hacer nuestros sus criterios y actitudes para liberarnos de nuestro yo mezquino, egoísta y estéril.

Por su palabra y su ejemplo que nos precedió, entendemos que la medida de nuestra libertad es la capacidad de amar a los demás olvidándonos de nosotros. ¡Ayúdanos, Señor, con tu gracia! Amén.

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