(Gn 9,8-15: 1P 3,18-22; Mc 1,12-15)
Monición de entrada
La Cuaresma que iniciamos es el camino hacia la plena luz de la Pascua, es decir, hacia la renovación de la alianza bautismal con Dios. Para alcanzar esa meta hemos de convertirnos y creer la Buena Noticia. Hoy las lecturas nos dan los grandes temas de Cuaresma para nuestra meditación: el bautismo y la conversión. Como en el día de Noé, Dios hizo con Noé una alianza, también la hizo con nosotros. Él siempre es fiel a su palabra. A pesar de que hemos sido bautizados en el Espíritu, tenemos que luchar contra el poder del mal. En la Eucaristía recibimos la gracia para responder a Dios.
Oración universal
Celebrante: Elevemos al Padre nuestra oración por las necesidades de la Iglesia y del mundo.
1. Por la Iglesia,
empujada como Cristo por el Espíritu al desierto de la Cuaresma: para que se vea
fortalecida en la lucha contra las fuerzas del mal. Roguemos al Señor.
2. Por todos los cristianos: para que esta Cuaresma sea un tiempo de
conversión. Roguemos al Señor.
3. Por los difuntos, especialmente los de nuestras familias y nuestra
Parroquia, para que pronto vean el rostro del Señor. Roguemos al Señor.
4. Para que reine la paz en la humanidad y entre nosotros. Roguemos al
Señor
5. Por cada uno de nosotros aquí reunidos, que queremos entrar en la Cuaresma: para que
podamos vivir la experiencia del encuentro con Dios en Cristo, creamos y nos
convirtamos sinceramente. Roguemos al Señor.
Celebrante.- Escucha,
Señor, nuestras súplicas y danos tu Espíritu, para que sepamos escucharte y
seguirte con amor perseverante. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Exhortación final:
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San
Pablo, España, 1993, p. 252)
Bendito seas, Señor, Dios Padre nuestro, por la oportunidad
que nos concedes al comienzo de este camino hacia la Pascua.
Lo recorremos con Cristo hasta el final. En el pregón inicial
del Reino, él nos avisa: Convertíos y creed la buena nueva.
Ayúdanos, Señor, a convertir nuestros corazones
del materialismo consumista, de la religión interesada
Y de la tiranía de los ídolos nuestros que nos dominan,
para ir secando el manantial del pecado en nuestra vida.
Así, convertidos al cumplimiento de tu voluntad
y renovados en la fe y promesas de nuestro bautismo,
alcanzaremos los objetivos del ejercicio de la cuaresma.
Amén.
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