(11 de febrero 2024)
(Lev 13, 1-2. 44-46; 1 Cor 10, 31-11,1; Mc 1,40-45)
En España se celebra la campaña contra el Hambre de Manos Unidas.
Se puede descargar la hoja Eucarística de Manos Unidas en este enlace:
https://www.manosunidas.org/sites/default/files/hoja_eucaristica_2024.pdf
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos amigos:
Venir a la Eucaristía sabiendo que Jesús sale a nuestro encuentro para levantarnos, para curarnos y para animarnos… Tenemos que agradecer a Dios lo mucho que hace por nosotros:
-Salió a nuestro encuentro en Belén
-Se hizo hombre por salvarnos
-Y ahora, camina junto a nosotros devolviéndonos la alegría de vivir, la salud, la fuerza.
Demos
gracias al Señor de todo corazón.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia. Para que sepa acercarse sin miedo alguno a las personas más necesitadas y más humildes. Roguemos al Señor.
2. En el mundo hay muchas clases de lepra: la depresión, el egoísmo, el materialismo, la falta de fe. Pidamos al Señor que nos ayude a luchar contra todo ello. Roguemos al Señor
3. El agradecimiento es un don de Dios. Pidamos al Señor que seamos agradecidos con aquellas personas que procuran una educación buena y unos alimentos seguros para nuestra vida. Roguemos al Señor.
4. Demos gracias a Dios por el Domingo. Que nunca nos falte la Eucaristía. Que creamos y esperemos siempre en el Señor. Roguemos al Señor.
5. ¿De qué lepra nos tiene que curar el Señor? ¿Qué nos separa del amor de Dios? Pidamos la fuerza del Espíritu Santo para ser mejores cristianos. Roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993,
p. 323)
Gracias, Padre, porque Jesús, curando a los leprosos
nos mostró que el amor no margina a nadie, sino que regenera a la persona,
restableciéndola en su dignidad.
Cada sanación de Cristo nos habla de su corazón compasivo y nos confirma en la
venida de tu amor y de tu reino.
Siguiendo su ejemplo, danos, Señor, un corazón sensible al bien de los
hermanos, para saber dialogar contigo en la fe.
Danos disponibilidad para escuchar tu palabra, sin encerrarnos en el monólogo
egocéntrico y estéril de nuestra propia seguridad.
Y concédenos superar todas las crisis y dificultades de la fe en nuestro camino
hacia la indispensable madurez cristiana. Amén.
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