(Hch 4,32-35; Sal 117,2-4.16-18-22-24; 1Jn 5,1-6; Jn 20,19-31)
MONICIÓN DE ENTRADA
Amigos. ¡Sed bienvenidos a esta celebración! ¡Seguimos en Pascua!
Todo lo que hemos vivido en Semana Santa, la pasión, muerte y resurrección de Cristo, no nos puede dejar indiferentes. Ahora, a nosotros, nos toca reconocer y vivir en la presencia de Jesús Resucitado. ¿Seremos capaces? ¿No estaremos exigiendo demasiado al Señor?
Hoy, en este 2º domingo de pascua, el Señor se nos presenta y nos dice: “PAZ A VOSOTROS” Agarrémonos fuertemente a esa paz. La paz que nos ofrece Jesús. La paz que es fruto de nuestro encuentro con El.
MONICIÓN A LA ASPERSIÓN CON EL AGUA
El día de la Vigilia Pascual, con Jesús, pasamos de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz. De la duda a la fe. Ahora, el sacerdote, nos va a rociar con el agua que nos recuerda que estamos llamados a vivir con Cristo. A renovar nuestra fe. A guardar limpio ese gran templo que el Espíritu levantó en nosotros el día de nuestro Bautismo. Inclinemos nuestras cabezas cuando, el sacerdote, pase a nuestro lado.
(Canto: Ilumíname, Señor, con tu Espíritu u otro adecuado)
ORACIÓN DE LOS FIELES
Celebrante: Pidamos al Padre que nos ayude a vivir como hijos de Dios, resucitados.
1. – Por el Papa y toda la Iglesia para que no olvide que es el Amor de Cristo la fuente de su nacimiento y donde tiene su fuerza para estar en el mundo. Roguemos al Señor.
2. – Por todos los gobernantes para que sean iluminados por la verdadera Luz que nace del sepulcro vacío y está orientada hacia la vida. Roguemos al Señor.
3. – Por los que no han comprendido aún que Cristo es el Hijo de Dios y viven de espaldas a Él y a su Iglesia. Roguemos al Señor.
4. – Por los niños que serán bautizados, aquellos que recibirán por primera vez a Jesús y por aquellos jóvenes que harán la confirmación, para que el encuentro con el Resucitado les lleve a una vida fiel al evangelio. Roguemos al Señor.
6. – Por los hogares para que vivan como aquellos primeros cristianos, todos piensen y sientan lo mismo: “que Dios resucitado es el centro de su convivencia”. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Padre, te hemos presentado nuestra plegaria, acógela y a través de tu Iglesia concede al mundo la Paz de tu Hijo Resucitado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993)
Señor Jesús, aunque no te vemos con estos ojos de carne,
nuestra ardiente profesión de fe es hoy la del apóstol Tomás,
primeramente incrédulo y después creyente ejemplar:
¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro!
Vamos buscando razones, pruebas y seguridad absoluta
para creer y aceptar a Dios en nuestra vida personal y social.
Pero tú nos dices: ¡Dichosos los que crean sin haber visto!
Tú eres, Señor, la razón de nuestra fe, esperanza y amor.
Ábrenos, Señor Jesús, a los demás, a sus penas y alegrías,
porque cuando amamos y compartimos, estamos testimoniando
tu resurrección en un mundo nuevo de amor y fraternidad.
Amén.
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