sábado, 26 de febrero de 2022

Moniciones Domingo 8º del Tiempo Ordinario - Ciclo C -

 (27 de febrero de 2022)

(Eclo 27,4-7; 1Cor 15,54-58; Lc 6,39-45)

Unidos en oración por la paz

El Santo Padre extiende su llamado a todos, “creyentes y no creyentes” invitándolos para que se unan en una jornada de oración conjunta por la paz:

“Jesús nos enseñó que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Invito a todos a que el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, hagan una Jornada de ayuno por la paz. Animo de manera especial a los creyentes para que ese día se dediquen intensamente a la oración y al ayuno. Que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra.”

 ENTRADA:

El Señor nos convoca el domingo, día en el que hacemos memoria de su resurrección, y nos comunica su palabra de vida con la que examinamos nuestras obras. Acudimos a su llamada porque queremos permanecer, con sencillez y disponibilidad, a la escucha de Jesús, nuestro único maestro.

Abiertos a lo que nos dice, comenzamos la celebración.
 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

Sacerdote:  Unidos en la misma fe y la misma esperanza, presentemos nuestras plegarias al Padre:

1.     Por la Iglesia católica, por el papa y los obispos, por los religiosos y religiosas, por todo el pueblo cristiano. OREMOS:

2.     Por las demás Iglesias y comunidades cristianas: los protestantes, los ortodoxos, los anglicanos. OREMOS:

3.     Por los gobernantes de las naciones, y por todos los que tienen poder político, económico y militar. OREMOS:

4.     Por los países que viven tensiones y conflictos, especialmente en la Europa del Este, para que se llegue a un entendimiento y a la paz en esta guerra. OREMOS:  

5.     Por todos los que, aquí entre nosotros, no tienen lo necesario para vivir. OREMOS:

6.     Por nosotros, y por todos nuestros seres queridos. OREMOS:

Sacerdote: Escucha, Padre, nuestra oración, y transforma nuestros corazones con tu gracia salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN:

Es justo bendecirte, Padre, porque Cristo nos enseñó a conocer el fondo de nuestro corazón por los frutos que da, pues lo que llevamos dentro, eso transparentamos en nuestra vida: verdad o mentira, amor o egoísmo, bondad o maldad.

No permitas, Señor, que el vacío interior de nuestro corazón convierta toda nuestra vida en un erial calcinado y baldío.

Para eso, que la savia de tu Espíritu dé fruto en nosotros mediante la escucha de la palabra en la oración y el silencio, y por la práctica de las bienaventuranzas del reino de Dios.

Cúranos radicalmente de la hipocresía, porque es en tu amor y tu gracia donde tenemos raíces y daremos frutos de vida. Amén.

(Basilio Caballero, La Palabra de cada Domingo, Ed. San Pablo, Madrid)

 

sábado, 19 de febrero de 2022

Moniciones Domingo 7º del Tiempo Ordinario - Ciclo C -

MONICION DE entrada.

Hermanos, la Eucaristía expresa y comunica el amor misericordioso de Dios hacia nosotros, que luego, hemos de saber vivir los unos con los otros, como nos lo dice Jesús; y lo hace insistiendo en el amor, el perdón y la reconciliación que debemos practicar en nuestra vida diaria, incluso con quienes nos hacen mal.

 


ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Presentamos a Dios nuestro Padre estas peticiones, por nosotros y por quienes lo necesitan.


1.- Por la Iglesia, para que ofrezca al mundo el testimonio evangélico del perdón y de la misericordia, como nos lo enseña Jesús. Roguemos al Señor.


2.- Por todos los cristianos. Para que con nuestra forma de actuar en el trato con los demás, seamos testimonio del amor que Dios nos tiene a todos. Roguemos al Señor.


3.- Por quienes pretenden una sociedad fundada en el odio, la lucha de clases, la segregación racial, la represión, la exclusión; para que descubran la fuerza del amor. Roguemos al Señor.


4.- Por quienes no saben perdonar porque nunca han sido amados; para que descubran también la fuerza del amor. Roguemos al Señor.


5. Para que nosotros y todos los hijos de la Iglesia, participando en la medida de nuestras posibilidades en la preparación del Sínodo, crezcamos en la comunión y en la caridad, caminando juntos con los ojos fijos en Cristo. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que pone su confianza en ti. Por JNS.

EXHORTACIÓN FINAL:

Señor Dios Padre, que eres bueno y compasivo con tus hijos,

haznos semejantes a ti para que reflejemos tu amor a todos.

Nos cuesta mucho hacer el bien a quien nos quiere mal,

perdonar a quien nos ofende y olvidar agravios pasados.

Sin embargo, Cristo obró así, proponiéndonos su ejemplo.

 

Escucha, Señor, los gemidos de los oprimidos y humillados,

cambia el corazón de los poderosos para que sean justos,

y suscita muchos testigos de la no-violencia activa del amor.

 

Ayúdanos, Señor, a construir el mundo nuevo que tú quieres,

en donde no sean el rencor, el odio y la venganza fratricida,

sino el amor y el perdón, quienes tengan la última palabra. Amén.

 

sábado, 12 de febrero de 2022

Moniciones Domingo 6º Tiempo Ordinario - Ciclo C -

(13 de febrero de 2022)

(Jer 17, 5-8; Sal 1; 1 Cor 15, 12. 16-20; Lc 6, 17. 20-26)

(Se puede usar la Hoja Eucarística, de Manos Unidas, descargándola de Hoja Manos Unidas )

 

MONICIÓN DE ENTRADA

Un domingo más nos reunimos en amor y fraternidad para asistir juntos al gran milagro que el Señor hace por nosotros. La Mesa del Pan y de la Palabra nos acerca a Dios Nuestro Padre por el Sacrificio sin mancha de Jesús, su Hijo y hermano nuestro. Además, hoy, Jesús de Nazaret nos va a proponer encontrar la felicidad en lo más sencillo y lo más sincero. Es el reconocimiento de aquellos que sufren, que son pobres, que fabrican la paz o tienen el corazón completamente limpio.

Manos Unidas, en su 63ª Campaña Contra el Hambre en el mundo, nos invita a tener presentes a los millones de personas que la padecen y nos llama a tomar conciencia de la “desigualdad que alimenta el hambre” con el lema que acogemos: «Nuestra indiferencia los condena al olvido»

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Con la confianza puesta en el Señor traemos a su presencia nuestra pobreza, nuestro dolor, nuestra incomprensión, con la seguridad de que Él las transformará para llegar a ser “dichosos”.

1.- Por la Iglesia; para que, como Jesús, sienta compasión por esas personas que se sienten marginadas, que no cuentan, que son despreciadas... y les haga ver que está a su lado para ayudarles. Roguemos al Señor.

2.- Por el Papa, los obispos, los sacerdotes; para que muestren la dicha de trabajar por los valores del evangelio, aunque para ello haya que pasar dificultades. Roguemos al Señor.

4.- Por todos los que lloran a causa del dolor, del desamor, de la incomprensión; para que se den cuenta que esas lágrimas se pueden transformar en dicha buscando los verdaderos valores de confianza, perdón, generosidad, aceptación, y paciencia. Roguemos al Señor.

5.- Te pedimos por todos aquellos que sienten enfriar su fe, para que confiados en la resurrección de Cristo, vuelvan a revivir con gozo la esperanza de la salvación. Roguemos al Señor.

6.- Por las familias cristianas, para que el Señor las bendiga y las haga fuertes ante las adversidades del caminar diario. Roguemos al Señor.

7.- Por nosotros que nos hemos reunido en torno a la mesa del Señor, para que en ese Pan celestial encontremos la confianza segura en el Señor que nos ayude a alegrarnos ante las vicisitudes de este mundo. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Que te sean agradables, Señor, estas peticiones que con la mayor confianza hemos traído a tu presencia, para que tu bondad nos conceda lo que nosotros no podemos esperar con nuestros méritos.

 

Gracias, Señor Jesús, porque, proclamándolos dichosos,

asignas el reino de Dios y devuelves la dignidad y la esperanza

a todos los que el mundo tiene por últimos e infelices:

los pobres y los humildes, los que lloran y los que sufren,

los que tienen hambre y sed inagotables de fidelidad a Dios,

los misericordiosos que saben perdonar a quienes les ofenden,

los que proceden con un corazón limpio, noble y sincero,

los que fomentan la paz en torno y desechan la violencia,

los que son perseguidos por servir a Dios y al evangelio.

 Tú fuiste, Señor Jesús, el primero en realizar tal programa.

Tú eres nuestro ejemplo y nuestra fuerza.  ¡Bendito seas, Señor! Amén.