Guión tomado de https://www.conferenciaepiscopal.es/jornada-mundial-de-los-pobres-2022/
Monición de entrada:
Hermanos: celebramos la eucaristía en el
domingo trigésimo tercero del tiempo ordinario, y la liturgia nos invita a
vivir en tensión y esperanza, al final del año litúrgico, aguardando el «Día
del Señor», su retorno glorioso al final de la historia. Mientras tanto,
encontramos en la Palabra y la eucaristía la fuerza para vencer las pruebas y
anunciar el amor de Dios. Hoy, además, al celebrar la Sexta Jornada Mundial de
los Pobres, instituida hace unos años por el papa Francisco, se nos recuerda
que Jesucristo se hizo pobre por nosotros, y esa es la fuente de nuestro
compromiso solidario con los hermanos necesitados. Solo de esa manera podremos
anunciar y vivir plenamente el amor de Dios y prepararnos para su venida.
Tragedias como las que hemos vivido —la pandemia— o las que estamos viviendo
—la guerra— nos invitan a dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a
tantas personas, dejadas a merced de la incertidumbre y la precariedad, en la
lógica del «dar», pero sobre todo, del «darnos», sin falsas retóricas, sin
paternalismos, siguiendo el camino de Cristo. En la eucaristía encontramos la
gracia que nos capacita. Que el Espíritu Santo nos ayude, pues, a salir de
nuestras indiferencias
Oración de los fieles:
Sacerdote: Presentemos nuestra oración a Dios, que siempre escucha las súplicas de sus pobres.
1. Por la Iglesia, para que presente ante el mundo el testimonio auténtico del amor y del cuidado por los pobres. Roguemos al Señor.
2. Por los que dirigen las naciones y por los que tienen responsabilidades en el campo económico y social, para que pongan sus esfuerzos en la promoción de los más desfavorecidos. Roguemos al Señor.
3. Por el fin de la guerra de Ucrania y de todas las demás guerras que asolan el planeta. Por los que sufren sus consecuencias. Roguemos al Señor.
4. Por las vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida religiosa o monástica, a la vida misionera y al laicado comprometido, para que, quienes son llamados, escuchen con generosidad la voz de Dios que les pide la entrega de sus vidas. Roguemos al Señor.
5. Por los que están en desempleo, los enfermos, los que carecen de cultura y formación, los que viven solos, los que no tienen alimentos o agua potable, los que no tienen un hogar digno, los que han tenido que migrar, para que encuentren en nosotros comprensión, consuelo y ayuda. Roguemos al Señor.
6. Por nosotros, reunidos en esta celebración, para que, al recibir el alimento del Cuerpo del Señor, nos sintamos más urgidos a orar y ayudar a nuestros hermanos que se encuentran en necesidad. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Escucha, Dios de misericordia, la oración de quien tenemos puesta nuestra confianza solo en ti y haznos cada día más generosos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)
Bendito seas, Padre nuestro, Dios de la vida inmortal,
porque mediante la fe en Cristo y el bautismo del Espíritu nos hiciste tus hijos, llamándonos a vivir contigo para siempre.
¿Cómo podríamos vislumbrar y entender
algo del mundo nuevo de la resurrección para la vida,
sino desde la fe en la persona de Cristo resucitado,
vencedor del pecado y de la muerte?
El hombre a quien tú amas, Señor, es un ser para la vida.
Alienta nuestra esperanza e ilumínanos con tu palabra,
para que entendamos que la dicha futura que esperamos
se gesta ya en el compromiso con el mundo presente,
en el amor a ti y a
nuestros hermanos los hombres. Amén.
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