Monición de entrada:
Nos
acercamos al final del año litúrgico. Las lecturas nos ayudan a prepararnos
para la última venida de Cristo. Jesús
en su respuesta a una trampa de los saduceos les iba a revelar que un día,
todos, seremos como ángeles. Es una promesa de vida eterna que aquellos
interlocutores, ciegos por el poder y el dinero, no comprendieron, no
entendieron. Pero nosotros, sí. Y con esa promesa de eternidad iniciamos, pues,
estos sagrados misterios.
SACERDOTE: Es bueno y necesario que recemos unos por otros, es lo que vamos a hacer ahora, confiando al Señor, las inquietudes y preocupaciones de todo ser humano.
1. Por la Iglesia, para en los avatares de esta vida nunca pierda el rumbo marcado y, con el Papa Francisco al frente avance en su misión evangelizadora. Roguemos al Señor.
2. Por los políticos y por quienes gobiernan el mundo; que el Señor les ayude a buscar la paz en el mundo y el bien de la sociedad. Roguemos al Señor.
3. Por quienes viven sin esperanza, y por cuantos están pasando por situaciones difíciles de enfermedad, paro, hambre, injusticias, amenazas o crisis familiares. Roguemos al Señor.
4. Por los jóvenes, que jamás pierdan la ilusión de encontrar un mundo más humano, que no dejen de luchar para lograr sus ideales. Roguemos al Señor.
5. Para que todos los que participamos en esta Eucaristía nos amemos como hermanos. Roguemos al Señor.
SACERDOTE:
Escucha,
Padre, las necesidades de tu pueblo y derrama sobre nosotros los dones del
Espíritu santo, para ser fermento de un mundo nuevo. Te lo pedimos por
Jesucristo nuestro Señor.
Meditación para después de la Comunión
(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)
Bendito seas, Padre nuestro, Dios de la vida
inmortal,
porque mediante la fe en Cristo y el bautismo del Espíritu
nos hiciste tus hijos, llamándonos a vivir contigo para siempre,
¿Cómo podríamos vislumbrar y entender algo del mundo nuevo
de la resurrección para la vida, sino desde la fe en la persona
de Cristo resucitado, vencedor del pecado y de la muerte?
El hombre a quien tu amas, Señor, es un ser para la vida.
Alienta nuestra esperanza e ilumínanos con tu palabra,
para que entendamos que la dicha futura que esperamos
se gesta ya en el compromiso con el mundo presente,
en el amor a ti y a nuestros seres humanos los hombres. Amén.
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