(Is 42,1-4.6-7; Hch 10,34-38; Mc 1,7-11)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a esta Eucaristía. Hoy, con este domingo, comenzamos a seguir –muy de cerca- los pasos de Jesús. Se inicia su caminar con su Bautismo por manos de Juan Bautista en el río Jordán. Vivir con Dios, es desvivirse por Él; hablar de Dios, es sentir su amor y su cercanía.
Hoy, en el Bautismo, Jesús recibe la autoridad, la confianza máxima por parte de Dios: es su Hijo amado, el preferido…el que ha de llevar a cabo su obra en la tierra.
Hoy, por lo tanto, estamos de fiesta en nuestra Iglesia. Que nos sirva esta fiesta para recordar nuestro bautismo y el inicio de nuestra vida de fe.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: Ahora es el momento de recordar nuestras necesidades y presentárselas al Señor.
1. Por todos los bautizados, para que proclamemos con firmeza y ejemplo que la esperanza del cristiano es creer que Dios nos ama sin condiciones y es nuestro Padre. Roguemos al Señor.
2. Por los padres cristianos, para que al solicitar el Bautismo de sus hijos lo hagan con responsabilidad y libertad, asumiendo el compromiso de educarlos en la fe. Roguemos al Señor.
3. Por quienes van a ser bautizados a lo largo de este año; por sus padres, padrinos y familiares; para que vivan con fe el mensaje de Jesús. Roguemos al Señor.
4. Por la paz en el mundo, para que todos los responsables políticos vivan su labor con responsabilidad y atención al pueblo, promoviendo iniciativas de solidaridad y paz, con el fin de arrancar de nuestra sociedad todo indicio de violencia y guerra. Roguemos al Señor.
5. Por los que sufren en el mundo, especialmente los migrantes, para que Dios les asista y proteja. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Escucha, Padre, nuestra oración, y derrama tu Espíritu sobre los hombres y mujeres del mundo entero. Por JNS.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993)
Padre nuestro, en este día en que celebramos
el bautismo de Jesús y nuestro propio bautismo en el Espíritu,
te pedimos el coraje que nos es indispensable para confesar
a Cristo como Señor de nuestras vidas, para ser cristianos,
para poder rezar el padrenuestro y abrirnos al amor fraterno,
para ser miembros conscientes y adultos de tu pueblo, la Iglesia,
a fin de que el mundo vea el testimonio de nuestra fe y conducta,
para derretir nuestro hielo y llenar nuestro vacío interior,
para vencer el pecado con la fuerza de tu amor en el corazón,
para vivir, en fin, la moral cristiana con talantes de hijos tuyos
y como Ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús. Amén.
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