sábado, 1 de mayo de 2021

Moniciones Domingo V de Pascua (Ciclo B)

(Hch 9,26-31; 1Jn 3,18-24; Jn 15,1-8)

  Monición de entrada

Como creyentes en Jesús, nuestra vid, necesitamos celebrar la fiesta de la Eucaristía para poder conocer su estilo de vida, su Evangelio que nos ayudan a permanecer unidos a Él.

Jesús conoce bien nuestra cobardía y nuestra poca fe, de ahí sus palabras: El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada".


  Oración universal: 

Con la confianza que nos da poder vivir unidos a Jesús, presentamos nuestras peticiones:


1.     Por el Papa Francisco, los obispos y todos los pastores de la Iglesia, para que a imagen de Cristo el Buen Pastor guíen a todos los fieles por los caminos del Señor hacia la casa del Padre. Roguemos al Señor.
2.     Por los niños y niñas que vienen a la Catequesis, para que se sientan ayudados por sus padres a seguir el camino de Jesucristo resucitado. Roguemos al Señor.
3.     Por los que sufren por diferentes causas, para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje el dolor y las penas de los que padecen algún tipo de enfermedadRoguemos al Señor.
4.     Por los pobres, los inmigrantes con problemas, los que han perdido su trabajo, para que su infortunio no dure mucho y reine la solidaridad y el amor en todos los hermanos, a pesar de las graves y crecientes dificultades. Roguemos al Señor.
5.     Para que cuantos celebramos la Eucaristía vivamos unidos a Cristo y podamos dar los frutos que Dios y la sociedad esperan de nosotros. Roguemos al Señor.
6.     Por nuestros seres queridos difuntos: para que Dios los reciba en sus brazos de Padre y consuele a sus familias. Roguemos al Señor.

                Sacerdote: Escucha, Dios Padre   bueno, estas peticiones que nuestra comunidad te dirige con fe y humildad. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te alabamos y te bendecimos, Dios de nuestros padres, porque

nuestra tierra ha dado su fruto y la mejor de las cosechas;

pues Cristo, tu Hijo, no sólo es la vid de la que somos parte,

sino que además su sangre es el vino nuevo de la pascua florida.

 

Somos tu viña, Señor, el pueblo que tú amas entrañablemente.

Gracias a Jesús podemos tener tu viña divina en nosotros

y producir fruto abundante, si permanecemos unidos a él.

Para eso, purifícanos a fondo con la poda de tu espíritu.

Dios Padre de bondad, concédenos creer y amar:

creer firmemente en ti y en tu Hijo y envidado, Jesucristo,

y amarte sin medida, amando a nuestros hermanos los hombres. Amén.

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