(Hch 10, 25-26. 34-35.44-48; 1 Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17)
Dios es amor (1 Jn 4, 169). Amaos unos a otros como yo os he amado (Jn 15, 12)
Monición de entrada.
Estamos en el Sexto Domingo de Pascua. La liturgia de la Palabra de hoy nos recuerda que Dios nos ama gratuitamente: no porque seamos buenos, ni para que seamos buenos. Nos ama porque el bueno es Él. Por eso Dios espera que nosotros amemos a los demás. El amor que gratuitamente se recibe debe ser pasado adelante, debe ser entregado gratuitamente a otro. Seguir a Cristo es entrar en esa corriente de amistad para crecer en fraternidad a fin de que nuestra alegría sea plena. Con estos sentimientos comenzamos la Eucaristía.
Oración universal:
Sacerdote: Guiados por el Espíritu por quien podemos llamar a Dios Padre, a Él nos dirigimos orando en favor de todos los hombres.
1. Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de los seres humanos, conceda a su Iglesia hacer cada vez más creíble el mensaje de esperanza que le viene de la Pascua. Oremos.
2. Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de los seres humanos, venga en ayuda de todos los que trabajan en favor de la paz, para que sean en nuestro mundo testigos del amor de Dios. Oremos.
3. Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de los seres humanos, venga a socorrer a quienes dudan y no aciertan ya a creer, y fortalezca en su fe a cuantos, en virtud del bautismo, son testigos de la vida nueva. Oremos.
4. Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de los seres humanos, ayude a nuestros jóvenes a responder con generosidad a la llamada del Señor a entregar su vida al servicio de los demás. Oremos.
5. Para que el Señor Jesús, resucitado para ser salvador de los seres humanos, ayude a nuestras comunidades reunidas en esta celebración, confirme su solidaridad y haga crecer la calidad evangélica de nuestras vidas. Oremos.
Sacerdote: Dios nuestro, que has sido el primero en amarnos, enviándonos a tu Hijo, para que vivamos por medio de Él, haz que, llenos del Espíritu Santo, aprendamos a amarnos los unos a los otros como Cristo nos ha amado. Por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993)
Gracias, Señor Jesús, porque gratuitamente nos admites
como amigos tuyos que conocen tus secretos y cumplen
tus mandatos con alegría, superando así la relación amo/siervo.
Tú nos elegiste y nos destinaste para que demos fruto duradero
y para que la alegría esté en nosotros y llegue a su plenitud.
El camino para este gozo completo es amar como tú nos amas,
porque sólo devolviendo a los demás el amor con que Dios nos quiere,
es decir, dando vida y alegría, éstas se poseen y se aumentan.
Danos, Señor, una buena dosis de amor y gozo en el Espíritu.
Estamos necesitándolos desesperadamente, para permanecer unidos
a Jesús y dar fruto abundante de fe, paz y alegría. Amén.
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