(Sb 1,13-15;2,23-24; 2Co 8,7.9.13-15; Mc 5,21-43)
Monición de entrada.
Nuestra fe en el Señor nos reúne en comunidad para celebrar la Eucaristía, cada domingo.
Es evidente que en nuestro mundo, en nuestras familias, existen problemas y sufrimientos, unas veces debidos a la pobreza, otras a la enfermedad y a la muerte.
De estas tres cosas nos va a hablar hoy la Palabra de Dios para ofrecernos un rayo de luz, de esperanza y de consuelo.
En esta celebración pidamos al Señor que nos aumente la fe.
Oración universal:
Sacerdote: Con plena confianza en el Señor, hagamos nuestra oración por toda la humanidad.
1. Para que la Iglesia se preocupe en transmitir a nuestra sociedad el mensaje de vida y esperanza que procede del Evangelio. Roguemos al Señor.
2. Por los pobres, los enfermos, los que sufren dificultades y problemas en su vida; para que no pierdan la confianza en Dios, y nosotros sepamos atenderles con cariño. Roguemos al Señor.
3. Por los conductores, para que sean prudentes en la carretera y no olviden la responsabilidad de preservar nuestra vida y la de los demás. Roguemos al Señor.
4. Por los que han comenzado las vacaciones; para que las puedan dedicar al descanso y a la relación gratuita con la familia, con los amigos, con la naturaleza y también con Dios. Roguemos al Señor.
5. Por todos nosotros; para que, en nuestros problemas o dudas, acudamos a Dios con confianza, sabiendo que él ofrece la paz y la vida. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Padre bueno, escucha nuestras súplicas, auméntanos la fe y no permitas que nunca nos apartemos de Ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Hoy te bendice nuestro corazón, Dios amigo de la vida,
porque vemos a Cristo resucitando a la niña de Jairo
y devolviendo la salud a la pobre mujer enferma.
Así anunciaba la presencia del reino de Dios entre los hombres
y anticipaba el triunfo definitivo de su propia resurrección.
Ayúdanos, Señor, a entender que el único camino válido
para tener y dar vida en plenitud fecunda es el estilo
que Jesús nos trazó con su palabra y ejemplo: Si el grano
de trigo no muere en el surco, queda estéril sin producir fruto.
Con tu Espíritu transfórmanos, Señor, en testigos de tu amor
que crea vida, difunde tu reino y rejuvenece los corazones. Amén.
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