(15 de agosto de 2021)
(Apoc 11,19; 12,1-6.10; 1Cor 15, 20-26; Lc 1,39-56; Vigilia, Lc 11,27-28)
MONICIÓN DE ENTRADA
Hoy iniciamos, aquí y ahora, una gran fiesta. Vamos a celebrar la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Y ello porque tenemos la certeza de que Nuestra Señora está en cuerpo y alma, en los cielos. Nuestro amor y nuestra Fe, así nos lo muestran. Iniciemos, pues, con gran alegría esta fiesta universal dedicada a Santa María Virgen.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: Con la Asunción de María al cielo elevamos también nosotros nuestras oraciones, que por medio de la virgen ponemos ante el Padre:
1. – Por el Papa, los obispos, sacerdotes y todo el pueblo fiel, para que imitando la humildad de María crezcamos en obediencia a la voluntad de Dios. Roguemos al Señor.
2. – Por los gobernantes de todas las naciones de la tierra, para que, imitando la solicitud de María, estén siempre atentos a las necesidades de sus pueblos. Roguemos al Señor.
3. – Por todas aquellas personas que dedican su vida a predicar el Evangelio, para que con la alegría de María lleven a Cristo siempre en su interior. Roguemos al Señor.
4. – Por todos los que sufren, para que tengan siempre la compañía de María, madre de todos, preocupada especialmente de los más necesitados. Roguemos al Señor.
6. - Por los que durante estas fechas viajan a sus lugares de vacaciones o regresan de ellos para que lleguen a sus destinos sin ningún contratiempo. Roguemos al Señor
5. - Por todos nosotros para que, descubriendo a Cristo en nuestro interior, corramos, como María, a los demás para que descubran la novedad del Evangelio. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Padre, atiende nuestras súplicas, que por la intercesión de María, Madre nuestra, te presentamos. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
EXHORTACIÓN FINAL
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 630)
Dios de los pobres, de los humildes y de los olvidados, hoy te bendecimos con María de Nazaret, la madre de Jesús, porque tu misericordia llega a tus fieles de generación en generación, invirtiendo el viejo orden establecido y haciendo justicia a los menospreciados y los oprimidos. Con María ha llegado un cambio decisivo en la historia, al encarnarse, Cristo en la vida y conciencia de los pobres, destinatarios preferidos de la liberación mesiánica de Dios. ¡Gracias, Señor! Ayúdanos a asimilar los valores de tu reino: Pobreza y vacío de sí mismo en vez de prepotencia y orgullo, fraternidad y solidaridad en vez de explotación y dominio. Amén. |
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