(31 de julio de 2022)
(Ecl 1, 2; 2, 21-23; Col 3, 1-5. 9-11; Lc 12, 13-21)
ENTRADA:
Hoy la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre nuestra vida actual. ¿Nuestra vida tiene valor o es vanidad? Si ponemos todos nuestros esfuerzos en las cosas del mundo, no tenemos seguridad. Solamente Dios puede darnos paz y tranquilidad. En la palabra de Dios se nos iluminará la fe sobre los auténticos valores para el cristiano. El pan de la vida está en Cristo; es él mismo. No esperemos multiplicaciones milagrosas de panes. Hay un proyecto de Dios que, si lo aceptamos, convertirá al mundo en una tierra de paz para todos.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: Hoy nos muestra el Evangelio que debemos estar pendientes sólo de lo importante, y lo importante es hacer la voluntad de Dios, así tendremos un tesoro en el cielo. Sin embargo, la carne es débil y necesitamos la ayuda de Dios.
1.- Padre te pedimos por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y miembros de la vida consagrada, para que busquen verdaderamente cumplir tu voluntad aunque el mundo no lo entienda. OREMOS
2.- Por todos los dirigentes de las naciones, los que imparten justicia, los que velan por la seguridad en nuestros pueblos, para que el Señor les inspire sentimientos de verdadero amor por los demás especialmente por los más necesitados. OREMOS
3.- Por los enfermos y sus familiares, para que encuentren en esa enfermedad el camino que les acerca a Cristo, salud y vida; y pronto se vean librados del mal que les aqueja. OREMOS
4.- Por todos aquellos que viven cegados por la vanidad del mundo, para que descubran a Cristo y su mensaje de liberación y plenitud. OREMOS
5.- Por los hogares cristianos para que viviendo unidos en torno a Cristo vayan amasando un tesoro en el cielo. OREMOS
6.- Por todos nosotros que celebramos esta Eucaristía, para que ella nos ayude a entender la vanidad de este mundo y aspiremos a los bienes de lo eterno. OREMOS
Sacerdote: Padre, concédenos rechazar la vanidad del mundo presente y perseverar en el camino que lleva a la vida futura junto a Ti.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995, p. 554)