(21 de agosto de 2022)
(Is 66, 18-21; Sal 116; Heb 12, 5-7.11-13; Lc 13, 22-30)
MONICIÓN DE ENTRADA
Nos reunimos un domingo más, como hacen los creyentes del mundo, para celebrar la Eucaristía, y escuchar la Palabra de Dios.
Al decirnos hoy que entremos por la puerta estrecha, Jesús nos da a entender que el Reino de Dios no es para quienes buscan honores y glorias vanas, sino para quienes se rebajan y se ponen a servir.
Oración de los fieles
Sacerdote: Jesús dice en el Evangelio, que dirá a los de fuera: “No os conozco”, pero sólo con la gracia de Dios podremos encontrar el modo de llegar a Él. Cristo es la puerta.
1.- Por la Iglesia para que nunca se canse de vivir, celebrar y anunciar la salvación que nos viene del conocimiento de Cristo por el Amor. OREMOS
2.- Por todos los pueblos del mundo para que reconociendo a Cristo como Salvador lleguen a conocer y celebrar el Amor que Él nos ofrece. OREMOS
3.- Por los enfermos de larga duración y por sus familiares, para que atravesando esta puerta estrecha, se vean pronto recompensados por la Gracia de Dios y su liberación. OREMOS
4.- Por los matrimonios cristianos, para que unidos en Cristo sea Él la fuente inagotable del amor entre ellos. OREMOS
5.- Por la paz en Ucrania. Para que Dios toque las mentes y los corazones de los responsables en la tierra, para que hagan prevalecer el diálogo y antepongan el bien de todos a los intereses particulares. OREMOS
6.- Por todos los que nos alimentamos con la Eucaristía, para que la semilla de la salvación que contiene eche raíces en nosotros y demos fruto de conversión al Señor. OREMOS
Sacerdote: Padre, que enviaste a tu Hijo a cumplir tu voluntad y así salvar al género humano, haz que todos conozcamos tus caminos y los sigamos. Por JC.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)
Te damos gracias, Padre, porque en tu bondad nos destinaste a plasmar en nosotros la imagen de Cristo Jesús, tu Hijo, de modo que él fuera el primogénito entre muchos hermanos.
Haznos entender, Padre, que el paso angosto de su puerta no es moralismo estrecho y triste, sino liberación gozosa y conversión necesaria antes que sea tarde y se cierre la puerta.
Concédenos, Señor, responder generosamente a la llamada que nos haces al seguimiento fiel de Cristo en tu Iglesia; e ilumina los ojos de nuestro corazón para que comprendamos la esperanza de nuestra vocación cristiana a la santidad y la riqueza de gloria que das en herencia a tus hijos. Amén.
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