sábado, 29 de octubre de 2022

Moniciones del Domingo 31 del Tiempo Ordinacior - Ciclo C -

Entrada

Vamos a celebrar, con alegría y fraternidad de hermanos que se aman, los misterios más sublimes de nuestra fe, por los que Nuestro Señor Jesús se hace presente con su Cuerpo y su Sangre. También escucharemos su Palabra. Y ella nos traerá la historia de Zaqueo, un hombre pecador y sin esperanza que recibió la gracia en una mirada del Maestro. Busquemos, queridos hermanos, hoy y todos los días, la mirada amable y cariñosa de Jesús de Nazaret, mirada que salva y nos hace felices. Iniciemos, pues, con gran alegría y entusiasmo nuestra Eucaristía.


 ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Señor, nos has mostrado tu misericordia ante los problemas de todos los hombres, te pedimos que atiendas estas súplicas que te presentamos:

1. – Señor, asiste con tu fuerza la vocación de nuestro Santo Padre Francisco para que por él nos llegue la Gloria del Padre. Roguemos al Señor.

2. – Por los dirigentes de las naciones, los políticos, los legisladores, los que tienen el poder económico en sus manos, para que siempre les mueva el bien y actúen para que se logre la paz en el mundo. Roguemos al Señor.

3. – Señor, entra a comer en la casa de tantos que sin saberlo te buscan, sólo tu visita puede dar luz a sus vidas. Roguemos al Señor.

4. – Señor, atiende a los que sufren, a los que viven lejos de sus familias, a los que están solos, a todos aquellos que pasan necesidad. Roguemos al Señor.

5. – Señor, te pedimos por los matrimonios para que sean fieles a su vocación y que tu fuerza les permita los buenos deseos y la tarea de educar a sus hijos en la fe. Roguemos al Señor.

6.- Señor, te rogamos, ahora, por todos los que nos hemos reunido en esta Asamblea Santa para que la fuerza de la Palabra y el Cuerpo y Sangre de tu Hijo nos acerque, más y más, a los misterios que aquí celebramos. Roguemos al Señor.

SACERDOTE: Señor, acoge con tu amor infinito estas súplicas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

ACCION DE GRACIAS

(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)

 

Es justo alabarte, Dios de la ternura y de la misericordia, porque, al provocar Jesús la conversión del publicano Zaqueo, diste pruebas fehacientes de creer en el hombre a pesar de todo.

Nosotros somos muy dados a juzgar negativamente a los demás, pero tú muestras una tolerancia y comprensión sin límites, proclamando para hoy la salvación de los pobres y los pecadores.

En este día, Señor, tú nos invitas a cada uno de nosotros a dar abundantes frutos de la nueva justicia de tu reino.

Concédenos imitar la pedagogía de Jesús para salvar lo perdido; y haz que en el camino llevemos el corazón libre de lastre para ser mensajeros alegres de tu liberación del hombre. Amén.


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