(29 de enero de 2023)
Sof 2,3;3,12-13: Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde.
1Cor 1,26-31: Dios ha escogido lo débil del mundo.
Mt 5,1-12a: Dichosos los pobres en el espíritu.
MONICIÓN DE ENTRADA:
Al reunirnos en comunidad, de la misma manera que se reunía la gente alrededor de Jesús, escuchamos hoy una Buena Noticia que podríamos llamar: tienen suerte los pobres. Se trata de las Bienaventuranzas.
Jesús habla de aquellos pobres con los que él trata mientras recorre las aldeas. Familias que sobreviven malamente, gentes que luchan por no perder sus trabajos y su honor, niños amenazados por el hambre y la enfermedad, mendigos despreciados por todos, enfermos a quienes se les niega el mínimo de dignidad, marginados por la sociedad y la religión.
Participemos gozosos en esta Eucaristía, Dios es grande.
Sermón de la Montaña, de Fra Angelico; Museo de San Marcos, Florencia.Oración universal:
Sacerdote: Presentemos al Dios de la felicidad, de la vida y de la esperanza, nuestras súplicas.
1. Oremos por la Iglesia, pueblo de Dios en camino. Que nunca se deje llevar por el desánimo a pesar de las dificultades, cansancios y tropiezos. Roguemos al Señor.
2. Oremos por todos los que tienen una responsabilidad y una tarea en la Iglesia: por los obispos y sacerdotes, por los catequistas y voluntarios. Que vivan su misión desde el espíritu de las bienaventuranzas. Roguemos al Señor.
3. Oremos por todos los que son pobres, por los sencillos y humildes, por aquellos que sufren en su carne la injusticia y la violencia del mundo. Que sepamos estar con ellos, a su lado, de forma verdadera y solidaria, como Jesús. Roguemos al Señor.
4. Para que en todos los pueblos de la tierra, especialmente en Ucrania y Rusia, se llegue a la armonía y la paz. Roguemos al Señor.
5. Oremos por nosotros, que queremos vivir como discípulos de Jesús. Que no tengamos nunca miedo en denunciar las injusticias y defender las causas de los débiles y humildes. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Padre de Misericordia, acoge la oración que te presentamos con un corazón sencillo y confiado. A ti que eres Dios y que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)
Gracias, Señor Jesús, porque, proclamándolos dichosos, asignas el reino de Dios y devuelves la dignidad y la esperanza a todos los que el mundo tiene por últimos e infelices: los pobres y los humildes, los que lloran y los que sufren, los que tienen hambre y sed inagotables de fidelidad a Dios, los misericordiosos que saben perdonar a quienes les ofenden, los que proceden con un corazón limpio, noble y sincero, los que fomentan la paz en torno y desechan la violencia, los que son perseguidos por servir a Dios y al evangelio.
Tú fuiste, Señor Jesús, el primero en realizar tal programa. Tú eres nuestro ejemplo y nuestra fuerza. ¡Bendito seas, Señor!
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