sábado, 18 de marzo de 2023

Moniciones cuarto domingo de Cuaresma - Ciclo A -

 (19 de marzo de 2023)

 (I Sam 16, 1b. 6-7. 10-13a; Ef 5, 8-14; Jn 9, 1-41).

MONICIÓN DE ENTRADA

Estamos ya en el cuarto domingo de cuaresma. Todos los días, si miramos con atención a nuestro alrededor, nos podemos encontrar con muchas cosas que nos hablan de Dios. Pero para verlas, hay que tener los ojos bien abiertos y, sobre todo, que sean sensibles al amor de Dios.

Que nosotros, camino hacia la Pascua, pidamos a Jesús que nos abra los ojos a la fe, a su presencia y, sobre todo, que nos cure de las cataratas que nos impiden caminar con El y verle en medio de nosotros.

 


ORACIÓN DE LOS FIELES

1.   Por el Papa Francisco y los obispos, para que, siendo fieles a la voz del Espíritu, refuercen la unidad de la Iglesia. Roguemos al Señor.

2.   Por los ciegos. Por aquellos que no tienen la suerte de ver lo que nosotros disfrutamos. Para que sepamos valorar su riqueza interior, su vida espiritual. Roguemos al Señor.

3.   Por los padres de familia: para que San José sea un espejo en el que no dejen de mirarse. Roguemos al Señor.

4.   Por los seminaristas y por el seminario de nuestra diócesis, para que el Señor les apoye en su entrega y formación y el seminario reciba de nosotros nuestras oraciones y nuestra ayuda económica. Roguemos al Señor.

5.   Por todos los que nos estamos preparando para la Semana Santa. Para que en la oración, la limosna, la Eucaristía y el esfuerzo personal encontremos vitaminas para ver cara a cara a Jesús. Roguemos al Señor.

 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)

 Hoy te bendecimos, Padre, por la luz de nuestro bautismo,
esa luz de la fe en Cristo que iluminó toda nuestra vida.
No permitas que volvamos a ser ciegos que creen ver,
pero no distinguen los colores de tu presencia en el mundo.

Quita, Señor, las escamas de nuestros ojos en tinieblas.
Ayúdanos a dar el paso definitivo de la incredulidad a la fe,
de nuestra ceguera congénita a la iluminación de Cristo,
de nuestro egoísmo tenebroso a la luz esplendorosa del amor.

Queremos caminar como hijos de la luz, estrenar ojos nuevos,
ver a los demás como hijos tuyos y hermanos nuestros,
y aparecer ante ellos rebosando bondad, justicia y verdad.
Amén.

 

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