sábado, 6 de mayo de 2023

Moniciones del Domingo 5º de Pascua - Ciclo A -

 

MONICIÓN DE ENTRADA:

Con alegría nos volvemos a reunir para celebrar el día del Señor que es también el día de quienes queremos seguir a Jesús. Sólo él puede afirmar: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».

Por su vida, su muerte y su resurrección, Jesús camina hacia el Padre y prepara un lugar a sus discípulos, a los que más tarde volverá a buscar.

Esta es nuestra fe, nuestra esperanza que nos lleva a compartir, con los demás, lo mejor de nuestra vida.
 


Oración de los fieles:

Sacerdote: Unidos a todas las personas que dedican su vida a hacer el bien, presentamos a Dios nuestras necesidades, sin olvidar las necesidades del mundo. 

1- Por la Iglesia para que siendo fiel a la Palabra de Dios, anuncie con libertad y valentía que Jesús es el camino que nos conduce a la Vida. Roguemos al Señor. 

2- Para que nosotros
, los creyentes, no caigamos en la rutina, sino que vivamos la fe de manera más viva, más comprometida y siempre renovada. Roguemos al Señor. 


3.- Por quienes gobiernan las naciones y por los legisladores; para que en la elaboración de leyes y en la realización de los planes políticos y económicos, siempre consideren el respeto a la vida humana. Roguemos al Señor. 

 

4.- Para que la paz de Jesús Resucitado arraigue con fuerza en nuestro mundo, en cada persona, y así se vayan alejando de todos los pueblos el odio, la violencia y las guerras. Roguemos al Señor. 

5.- Por quienes viven situaciones de exclusión y no son atendidos en sus necesidades y derechos básicos, para que la situación que padecen nos lleve a actuar desde el compromiso solidario de una caridad auténtica. Roguemos al Señor. 

Sacerdote: Escucha, Señor, nuestra oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
 

Después de la comunión

(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)

 Te bendecimos, Padre, porque mediante el bautismo en Cristo

nos has hecho miembros vivos de tu pueblo, la Iglesia.

Ésta no es una masa amorfa y acéfala, sino un pueblo organizado

en el servicio de la palabra, de los sacramentos y de la caridad.

Gracias, Señor, porque cuentas con nuestra pequeñez

y quieres necesitar nuestra inteligencia y nuestro corazón,

nuestras manos, nuestros labios, nuestros pies y nuestro tiempo,

al servicio de tu buena nueva de salvación y de amor al ser humano.

No permitas, Señor, que nos cerremos en la comodidad,

en la apatía, en el egoísmo, en la falta de fe, en definitiva:

llénanos de la fuerza del Espíritu, y cuenta con nosotros. Amén


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