sábado, 13 de mayo de 2023

Moniciones del domingo sexto de Pascua - Ciclo A -

 

MONICIÓN DE ENTRADA:

En este VI domingo de Pascua la Iglesia española nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo. Una celebración que pone fin a la Campaña del enfermo, iniciada el 11 de febrero con la Jornada Mundial. Este año la Campaña tiene como tema: “No me rechaces ahora en la vejez; no me abandones” (Sal 71,9) Déjate cautivar por su rostro desgastado. Hay muchos hermanos nuestros que experimentan el cansancio y la soledad ante la enfermedad. Pongamos especialmente hoy en nuestra oración a los mayores, particularmente a quienes se sienten solos. Que Cristo Resucitado nos anime en esta misión de acompañarles con nuestro cuidado y la compasión. Con alegría y gozo, iniciamos esta celebración.


 

ORACIÓN DE LOS FIELES. Oremos a Dios nuestro Padre para que envíe su Espíritu de verdad sobre el mundo entero, de modo especial sobre los enfermos. 


1.- Danos, Señor, ojos para descubrir a las personas que sufren a causa de la enfermedad, del dolor, y de la soledad. Que nuestra mirada esté llena de ternura y de compasión. Roguemos al Señor.

2.- Danos, Señor, oídos para escuchar con dulzura y cariño las quejas, las lágrimas y los miedos de los enfermos. Roguemos al Señor.

3.- Danos, Señor, manos para acariciar, para secar el sudor, para ofrecer un vaso de agua. Manos para acompañar y para apoyar. Roguemos al Señor.

4.- Danos, Señor, pies para acudir a las Residencias, a los Hospitales, a los enfermos que están en casa. Pies para llevar compañía, cariño, y consuelo. Roguemos al Señor.

5.- Danos, Señor, un corazón grande para amar como lo hiciste tú, para escuchar, para acoger, para animar, para comprender y para sonreír. Y también para llevar el consuelo de la fe y la esperanza en una vida sin fin, en la que no habrá ni tristeza ni dolor. Roguemos al Señor.

6.- Y por fin, Señor, danos boca para agradecer la labor de los profesionales de la salud y la de quienes en su casa cuidan y acompañan a los enfermos, su cercanía, su comprensión y su sensibilidad. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Escucha, Padre, nuestra oración, y sal en ayuda de quien te invoca en sus padecimientos y necesidades. Por JCNS.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)

 Hoy nos alegramos, Padre, con el gozo del Espíritu
que resucitó a tu Hijo Jesús de la muerte y del sepulcro.
Cristo murió víctima de la injusticia, pero tú has rubricado
la autenticidad de su vida y persona, conducta y doctrina.
Has revisado su proceso y por el Espíritu lo has rehabilitado,
dándole el nombre más excelso y constituyéndolo Señor de todo.
Su resurrección fundamenta la esperanza de la nuestra.
Por eso podemos repetir con el salmista a boca llena:
Yo no he de morir, yo vivir‚ para contar las hazañas del Señor.
Ayúdanos, Señor, a mantenernos siempre fieles a tu voluntad
y prontos para dar a todos razón de nuestra esperanza. Amén.


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