sábado, 24 de junio de 2023

Moniciones del Domingo 12º del Tiempo Ordinario - Ciclo A -

(25 de junio de 2023)

(Jer 20,10-13; Sal 68; Rom 5,12-15; Mt 10,26-33)

 MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos, amigos, al encuentro dominical con el Señor, con la Iglesia, con los hermanos y con la Palabra.

¿Hay algo más grande que pregonar al mundo que es posible ser feliz? Ojalá que, después de salir de esta Eucaristía, nos vayamos más convencidos de lo que creemos y, sobre todo, que anunciemos con alegría que Jesús es el Señor y que, por lo tanto, los valores del evangelio pueden inundar de paz y de justicia todos los rincones de la tierra.

Oración de los fieles

Sacerdote: Oremos a Dios, Padre de todos, con la confianza de saber que hasta nuestros cabellos tiene contados.

1.- Por la Iglesia. Por el Papa Francisco. Por nuestro obispo. Para que proclamen sin miedo la Buena Noticia del Evangelio. Roguemos al Señor.

2.- Por cuantos trabajan por el bien de los demás, trasmitiendo paz y justicia, para que las persecuciones, las dificultades e incomprensiones, no les hagan perder el ánimo y la constancia en su trabajo. Roguemos al Señor.

 3. - Por quienes sienten miedo a manifestar públicamente su fe, para que el Señor les dé fuerza y valor. Roguemos al Señor.

5.- Por todos los que sufren; por los difuntos y sus familiares, por los enfermos, por quienes se dedican a los demás y por todos nosotros, llamados a vivir en la fe, la caridad y la obediencia por el bien de todos. Roguemos al Señor.

6.- Para que todos nosotros, aun en medio de las dificultades, persecuciones o incomprensiones que encontremos, sintamos alegría en nuestra fe y nuestra pertenencia a la Iglesia, roguemos al Señor.

Sacerdote: Acepta y escucha, Dios, estas súplicas y ayúdanos en hacer un mundo más humano y contagiado de tu alegría y tu esperanza. Por Jesucristo Nuestro Señor.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993)

Dios Padre nuestro, hoy reconocemos humildemente ante ti que múltiples

temores, recelos y dudas nos asaltan: miedo a la vida, miedo a nuestro destino, miedo al ridículo, miedo a confesar abiertamente nuestra fe ante la gente.

Pero Jesús nos dice: No tengáis miedo a nada ni a nadie; vuestra suerte es la mía, y yo estoy siempre con vosotros.

Ante la presión ambiental haznos fuertes, Señor, para que no claudiquemos en nuestras convicciones y creencias.

Danos valor y audacia para ser testigos del reino de Dios, y amor generoso para acompañar a nuestros hermanos los hombres en la difícil conquista del sentido de la vida. Amén.

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