(4 de junio de 2023)
(Ex 34, 4b-6.8-9; Sal Dan 3,52-56; 2Cor 13,11-13; Jn 3,16-18)
ENTRADA:
Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús. Hace una semana, en Pentecostés, terminamos el tiempo pascual con el don del Espíritu. La fiesta que hoy celebramos, la Santísima Trinidad, es una celebración gozosa y de agradecimiento al Dios uno y trino por la obra de nuestra redención.
Somos invitados, pues, a celebrar con gratitud y a orar en este domingo de la Santa Trinidad, bendiciendo al Señor por la vocación consagrada contemplativa y pidiendo hoy por tantos hermanos y hermanas nuestras que viven, oran y misionan en cientos de monasterios esparcidos por la geografía española.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Sacerdote: Por medio de Jesucristo y con la ayuda del Espíritu Santo, presentamos al Padre las necesidades de la Iglesia y del mundo.
1. Por la unión de las Iglesias, para que los cristianos dispersos seamos reunidos en la unidad de la Iglesia de Cristo. Roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes de todas las naciones, para que promuevan la honradez y la justicia. Roguemos al Señor.
3. Por los no cristianos, para que reconozcan en el Hombre Jesús al Dios vivo y verdadero. Roguemos al Señor.
4. Por los hermanos y hermanas que han recibido en la Iglesia la vocación contemplativa: para que, con su oración y ofrenda de su vida, sean fuente de esperanza, desde su fe orante, sostengan y acompañen el camino sinodal de la Iglesia. Roguemos al Señor.
5. Por todos nosotros, fieles y pastores, para que descubramos el lugar insustituible que ocupa la vida contemplativa en la Iglesia, y que su oración, alabanza y sacrificio fructifique en el corazón de aquellos que el dueño de la mies sigue llamando y se dispongan a cooperar con el universal proyecto de la redención. Roguemos al Señor
Sacerdote: Padre concede a tu pueblo las necesidades que te presenta, para que guiados por el Espíritu seamos cada día más fieles a las enseñanzas de Cristo.
Después de la comunión
(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
alabarte, bendecirte y darte gracias siempre y en todo lugar,
Dios eterno, Dios uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo,
porque tu amor al hombre es tan grande que la segunda persona,
Cristo Jesús, fiel reflejo e imagen visible del Dios invisible,
se hizo uno de nosotros y nos ofreció la salvación por la fe.
Desde entonces la gracia de Jesucristo, el amor del Padre
Y la comunión del Espíritu Santo son oferta perenne del Dios uno,
que nos introduce en su círculo trinitario como hijos suyos.
Concédenos, Señor, mantener siempre tu gracia y tu amistad,
para saber vivir en comunión con todos nuestros hermanos.
Amén.
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