(30 de julio de 2023)
(1Re 3,5-7-12; Sal 118; Rom 8,28-30; Mt, 13,44-52)
Monición de entrada:
Reunidos para la celebración de nuestra fe en el domingo, día del Señor, abrimos nuestro corazón a la Palabra de Dios. Hoy, el Maestro nos habla del Reino de los Cielos y de la alegría total al saber que lo hemos encontrado. Es como aquel hombre que compró un campo para encontrar un tesoro o el comerciante que lo vende todo para hacerse con una perla maravillosa. ¿Lo vivimos nosotros así? ¿Venimos llenos de alegría porque la fe y el camino del Evangelio es lo más valioso para nosotros?
Dios quiera que la Eucaristía que ahora iniciamos reavive en nosotros la alegría de la fe.
Oración de los fieles:
Sac: Ante los malos momentos que queremos salvar, necesitamos tu luz para que entendamos los contratiempos. Sabemos, como dice S. Pablo, que todo es para nuestro bien, por eso hoy pedimos:
1. Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que crezcan en sabiduría y santidad para dar gloria a Dios y a su Iglesia. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2. Por los dirigentes de los pueblos para que trabajen en que se llegue a la paz en el mundo y procuren el bien común y el cuidado de los más necesitados. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3. Por los jóvenes que van a participar en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, para que puedan llevar a Cristo a todos, obedeciendo al Padre, en el amor del Espíritu. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4. Por tantos seres humanos que están sufriendo la guerra, la pobreza, el hambre, el desempleo; por quienes no pueden disfrutar de unos días de descanso, por los enfermos, los ancianos que viven solos, para que la luz de Dios les ilumine en su dolencia y comprendan que tras la cruz llega la resurrección. ROGUEMOS AL SEÑOR.
5. Por los que están de vacaciones, o los que piensan ir, para que todos puedan llegar bien a sus destinos. ROGUEMOS AL SEÑOR.
6. Por nosotros, para que una vez encontrado el tesoro del Evangelio y la Eucaristía, no escatimemos esfuerzos en su propagación por todo el mundo. ROGUEMOS AL SEÑOR.
Sacerdote: Padre, como tu siervo Salomón, te pedimos que nos llenes de tu sabiduría para discernir los signos de los tiempos y actuemos siempre según tu voluntad.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
Llenos del gozo que el Espíritu infunde en nuestro corazón,
te bendecimos, Señor Jesús, por descubrirnos en tu Evangelio,
en tu persona, en toda tu vida y en tu amor hacia nosotros,
el tesoro escondido y la perla fina del reino de Dios,
por el que vale la pena arriesgarlo todo sabia y generosamente.
Bendito seas también porque nos hablaste del reino
con parábolas y signos de liberación que unen el anuncio
del reino de Dios con la salvación y la felicidad del hombre.
Haz, Señor, que la buena nueva del tesoro de tu reino
transforme nuestras vidas pequeñas a la medida de tu proyecto,
y alcanzaremos de tu amor todo lo demás por añadidura. Amén.