sábado, 8 de julio de 2023

Moniciones Domingo 14º del Tiempo Ordinario - Ciclo A -

MONICIÓN DE ENTRADA:

Bienvenidos hermanos todos a esta celebración de la Eucaristía.

«Te doy gracias..., Señor de cielo y tierra». Son palabras que Jesús dirige al Padre y que hoy vamos a escuchar.

El pueblo, sobre todo la gente sencilla, sentía que Jesús, con su forma de hablar de Dios, con su manera de ser y con su modo de reaccionar ante los más pobres y necesitados, le estaba anunciando al Dios que ellos necesitaban.

Nos unimos a Jesús, al celebrar la Eucaristía y damos gracias a Dios, quien ha revelado el Evangelio a la gente sencilla y lo ha ocultado a los entendidos.

Oración de los fieles

Sac: Hoy Cristo, nos dice que su yugo es llevadero y ligero. Sin embargo, muchas veces tomamos otras cargas más pesadas. Hoy pedimos a Dios que nos ayude a sobrellevar las pequeñas cargas de cada día.

1.     Padre, hazte presente en el caminar del Santo Padre, alienta sus palabras y acciones para que el Evangelio llegue a todo el mundo, roguemos al Señor…

2.     Para que la iglesia no caiga en la tentación de los medios poderosos, y en su debilidad se manifieste el poder de Dios, roguemos al Señor…

3.     Para que las naciones rehúsen eficazmente el empleo de la fuerza en la solución de los conflictos, roguemos al Señor…

4.     Para que cuantos se sientan cansados, agobiados, por tanta pesadumbre, encuentren en todos alivio y descanso, roguemos al Señor…

5.     Para que ninguno de nosotros seamos de aquellos que cansan y agobian, sino que estemos entre los que aligeran y hacen llevadera la vida de los demás, roguemos al Señor…

6.     Para que cada uno de nosotros, los aquí reunidos, aprendamos de Cristo la mansedumbre y la humildad de corazón, llevando unos las cargas de los otros, roguemos al Señor…

Sacerdote: Dios Padre, acepta estas peticiones que con fe sincera, humildad alegre y espíritu contrito te presentamos.

Después de la Comunión

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993, p. 147)

 

Hoy nuestra oración, Padre, se une a la de Jesús para decir:

Glorificado seas, Dios nuestro, Señor de cielo y tierra,

porque mediante la humilde sabiduría de la fe y del amor

revelas a los pequeños lo que se oculta a los poderosos,

e iluminas con la luz de lo alto a los sencillos que te buscan,

mientras ciegas en sus pensamientos a los sabios engreídos.

 Gloria también a ti, Señor Jesús, porque hoy nos invitas:

“Venid a mí todos los cansados y agobiados, y encontraréis vuestro descanso,

porque mi yugo es llevadero y mi carga es ligera.”

Haz, Señor, que entendamos y vivamos tu ley en la libertad

de los hijos de Dios, respondiendo fielmente a tu amor. Amén.

 

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