1 de noviembre de 2023
Monición de entrada
Queridos hermanos y hermanas, nos hemos reunido hoy para celebrar la Eucaristía en la solemnidad de Todos los Santos. Con mucha alegría recordamos a todos aquellos hermanos y hermanas que nos han precedido en el camino de la fe y que ahora gozan de la plenitud de la vida con el Padre Celestial y con Jesús resucitado. Animados por el ejemplo de vida y la intercesión de todos los santos caminemos con la esperanza de conseguir nosotros también la santidad.
Oración de los fieles
Sacerdote: Dios Padre Nuestro ha sido tu Hijo Querido, nuestro
Señor Jesús, quien nos ha dicho que seamos santos como tú eres Santo. Y guiados
de su Palabra te presentamos estas súplicas.
1. Por la Iglesia de Dios, para que sea la sal de la tierra y la luz del mundo, y dé testimonio de la vida nueva que nos viene por Cristo Jesús. Roguemos al Señor…
2. Por todas los dirigentes de las naciones para que la Sabiduría del Espíritu sea la guía en los momentos de difíciles decisiones. Roguemos al Señor…
3. Por los hombres y mujeres, para que la propuesta del Evangelio nos ayude a encontrar la felicidad auténtica. Roguemos al Señor…
4. Oremos hoy especialmente por nuestros difuntos: amigos y familiares, para que gocen para siempre de la plenitud de la vida con Dios. Roguemos al Señor…
5. Por cada uno de nosotros, los aquí reunidos, para que, con todos los santos y santas de Dios, avancemos por el camino de la fe para conseguir con ellos la felicidad eterna. Roguemos al Señor…
6. Por nuestra comunidad parroquial, para que Dios nos mantenga conectados en espíritu y amor. roguemos al Señor.
Sacerdote: Acepta, Padre, estas plegarias que con fe, humildad y amor te presentamos. Por el mismo Jesucristo.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación bendecirte, Dios santo, uno y trino, con todos tus santos, porque nos concedes celebrar hoy la gloria de la asamblea festiva de todos los bienaventurados en la patria definitiva del cielo.
Hacia ella, aunque peregrinos y forasteros en país extraño, nos encaminamos alegres, guiados por la fe y por la esperanza, y gozosos por la gloria de los mejores hijos de tu Iglesia, los santos, nuestros hermanos, en quienes encontramos ejemplo de vida cristiana que imitar y ayuda para nuestra debilidad.
Por eso, unidos a todos los Santos y al coro de los ángeles, te glorificamos repitiendo sin cesar: Santo, santo, santo.