MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos reunidos alrededor de la mesa de Jesús alimentándonos de su vida y su mensaje.
Todos nosotros somos los responsables de cuidar la viña que con tanto cariño plantó el Señor. Hoy tendríamos que hacernos una pregunta fundamental, ¿estamos decepcionando al proyecto de Dios sobre su viña?
Celebramos con esperanza esta Eucaristía pidiendo fuerza para dar los frutos que el Señor espera de nosotros.
Oración universal: Nos dirigimos a Dios Padre, que nos ha dado la viña del mundo para que siguiéramos cultivándola. Le presentamos nuestras súplicas:
1. Por todo el pueblo de Dios, para que sea viña agradecida que dé los frutos de justicia, de paz y solidaridad, que Dios espera de nosotros. Roguemos al Señor.
2. Por la Iglesia para que sea siempre fiel a su misión evangelizadora a pesar de las dificultades que encuentre en su labor. Roguemos al Señor.
3. Por cuantos sufren el problema del paro y las consecuencias de una riqueza mal repartida. Roguemos al Señor.
4. Por la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se está celebrando en Roma, que trata de la sinodalidad, el modo de ser y el modo de hacer de la Iglesia en este tercer milenio. Roguemos al Señor.
5. 5. Por los que están enfermos o se sienten solos, para que encuentren en los cristianos ayuda y solidaridad, y por su cercanía conozcan a Cristo y experimenten su salvación. Roguemos al Señor.
6. Para que las personas comprometidas en las distintas actividades de la parroquia sean verdaderos testigos del amor de Dios en el mundo. Roguemos al Señor.
7. Por todos nosotros, para que nuestra Eucaristía sea el signo de una respuesta comprometida y sincera al amor que Dios nos ha mostrado con su llamada a la fe cristiana. Roguemos al Señor.
Sacerdote: Escucha, Señor, las oraciones que tu pueblo te dirige confiadamente. Por JNS.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
Te bendecimos, Padre, porque tu amor nos eligió
como tu pueblo, como la viña que tú cuidas con ternura;
en ella el cáliz del vino nuevo de la sangre de Cristo
sella por tu Espíritu la nueva alianza con tu pueblo, la Iglesia.
Tanto amaste al hombre que le diste a tu propio Hijo.
Y él se entregó incondicionalmente en manos de los pecadores,
para que de su sangre derramada naciera el nuevo pueblo,
como de la uva prensada nace el vino joven de la fiesta.
Haz, Señor, que en la viña de tu Iglesia podamos ofrecerte
no los agrazones de nuestro egoísmo, sino frutos maduros
de la humanidad, fraternidad, solidaridad, justicia y paz. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario