15 de octubre 2023
MONICIÓN DE ENTRADA:
Dios está preparando una fiesta final para todos sus hijos; a todos nos quiere ver sentados junto a él, alrededor de una misma mesa, disfrutando para siempre de una vida plena. Ésta fue una de las imágenes más queridas por Jesús para explicarnos el final de nuestra existencia.
Jesús comía hasta con pecadores e indeseables, una manera de mostrarnos algo de lo que Dios deseaba llevar a cabo.
Que sigamos anunciando y viviendo la Eucaristía para que todos puedan celebrarla.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sac.: Dios nuestro Padre siempre está atento a las necesidades de sus hijos; por eso, con toda confianza le presentamos nuestra oración:
1. Por el Papa y los obispos, que guían a la Iglesia, para que nunca se cansen de anunciar a tiempo y a destiempo el amor infinito del Padre. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2. Por quienes están cansados de hacer el bien, para que el Señor fortalezca su esperanza y sigan luchando por la justicia y el bienestar de los demás. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3. Por los jóvenes que están lejos de la Iglesia, para que el Señor les envíe buenos amigos que les acerquen al evangelio. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4. Por los gobernantes, para que entiendan que deben poner justicia y paz en el mundo. ROGUEMOS AL SEÑOR.
5. Por las familias, para que descubran la felicidad de estar unidos por el verdadero amor. ROGUEMOS AL SEÑOR.
6. Por cada uno de nosotros que celebramos esta Eucaristía, para que acojamos a quienes nos necesitan, sin discriminarlos por ningún motivo. ROGUEMOS AL SEÑOR.
SACERDOTE: Padre, que continuamente nos convocas para que sigamos le camino hacia tu Casa, haz que imitando los pasos de Cristo lleguemos por su cruz y Resurrección al banquete de tu Reino. Te lo pedimos por Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
Te bendecimos, Padre, con los pobres de la tierra porque nos reservaste un puesto de honor en la vida y en la mesa abierta y fraternal del banquete de tu reino, donde el cuerpo de Cristo es nuestro pan familiar.
Bendito seas, Señor, por Jesucristo, tu hijo, que es el novio de tus bodas con la humanidad y la Iglesia.
Líbranos de la locura de rechazar tu invitación deferente con las ridículas excusas de nuestra miope insolidaridad.
Revístenos de la condición nueva de nuestro bautismo, como hombres y mujeres nacidos en Cristo por el Espíritu, para ser dignos de sentarnos a tu mesa para siempre. Amén.
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