sábado, 28 de octubre de 2023

Moniciones 30 domingo Tiempo Ordinario - Ciclo A -

 (29 de octubre de 2023)

ENTRADA:

Es posible que los cristianos del siglo XXI, sigamos preguntando cuál es el mandamiento principal. Jesús es claro en su respuesta: lo primero es amar a Dios con todo el corazón; lo segundo es amar al prójimo como a ti mismo.

No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas, sobre todo a quien más sufre en el mundo.

Celebramos este amor incondicional de Dios en esta acción de gracias que es la Eucaristía.

 

Dibujo tomado de El rincón de las Melli https://elrincondelasmelli.blogspot.com

La oración de los fieles

Sacerdote: Hoy Cristo nos pide que amemos al Padre y al prójimo. Con esta intención elevamos a Dios nuestra plegaria.

1.      Te pedimos Padre por la Iglesia para que sea verdadera portadora del amor recibido por el sacrificio de Cristo y viva alabando a Dios y atendiendo a los hombres. Roguemos al Señor.

2.     Por la paz y la concordia en todos los países que sufren la guerra. Roguemos al Señor.

3.     Te pedimos Padre por los enfermos y todos los que los rodean, para que viviendo del amor que tú nos das, transformen la tristeza en alegría y el dolor en salud. Roguemos al Señor.

4.     Por las familias cristianas para que sean verdaderos focos de amor a Dios y al prójimo. Roguemos al Señor.

5.     Por todos nosotros, para que después de alabar al Padre en esta Eucaristía, llevemos ese amor recibido a todo aquel que se encuentre con nosotros. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Padre, tú que eres el Amor verdadero, llena nuestros corazones con tu luz para que sepamos llevar tu Palabra a todo aquel que lo necesita. Por JCNS.

 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN:

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)

 

Gracias, Padre, por la lección de conversión que hoy

nos da Jesús en la parábola del fariseo y del publicano.

Haznos, Señor, entender que somos tan fariseos como pecadores,

tan hipócritas como mezquinos, tan necios como soberbios.

         Nosotros encasillamos de una vez por todas a los demás,

pero tú eres el que brinda siempre una segunda oportunidad.

Tú crees en el hombre a pesar de todo, porque tu misericordia,

tú compasión, tu paciencia, tu amor y tu perdón no tienen límite.

Líbranos, Señor, de la religiosidad de escaparate,

y haz que la brisa de tu ternura oree nuestro yermo corazón

con la esperanza y el gusto de tu banquete de fiesta. Amén.

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