viernes, 28 de agosto de 2020

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A

 (30 de agosto de 2020)

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la Eucaristía. La liturgia de hoy está muy llena de contenidos. Sin rodeos, Jesús de Nazaret nos da las reglas de su seguimiento. Nos pide que nos neguemos a nosotros mismos para poderle seguir. Y es que a Jesús no se le puede compartir con nadie. Jesús nos pide entrega incondicional, aunque su yugo sea suave y su carga ligera, pero hay que entregarse, aunque como a Pedro no nos guste el sacrificio que anuncia Jesús. Iniciemos, pues, con alegría, la Eucaristía.


 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Padre, con la esperanza de que un día el Reino de tu Hijo alcanzará al mundo entero, presentamos las necesidades de tu pueblo que aspira a construir ese Reino:

 

1.     Por el Papa, para que trasmita a toda la Iglesia ese fuego ardiente del que habla el profeta y sea la fiel Esposa de Cristo. Roguemos al Señor.

 

2.     Por todos los líderes de la tierra, para que atiendan con prontitud las necesidades de los más desfavorecidos. Roguemos al Señor.  

 

3.     Por todos los fieles, para que se sientan inspirados por el ejemplo de Cristo de ser agentes de amor y servicio a los necesitados durante esta pandemia, roguemos al Señor.  

4.     Por los que en medio de la prueba de esta pandemia se sienten abatidos, para que descubran la fuerza de Cristo vivo y vean iluminado su camino. Roguemos al Señor.

 5.     Por todos aquellos que han disfrutado de un tiempo de relax, para que comiencen su andadura con la mirada puesta siempre en Cristo. Roguemos al Señor.  

 

6.     Por nosotros, para que como dice Pablo, sepamos distinguir la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada.  Roguemos al Señor.

 

Sacerdote: Padre, renueva día a día el corazón y la mente de todos los que formamos la Iglesia para que sepamos discernir lo que te agrada. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te bendecimos, Padre, porque Cristo nos llama hoy a todos a su seguimiento mediante una ascesis alegre y liberadora.

Jesús mismo nos precedió y nos mostró con su ejemplo que la vida brota pujante de la abnegación, la renuncia, la cruz y la muerte. Así somos invitados por Jesús a participar en su destino.

Tú, Señor, nos quieres libres para amar sin medida. Concédenos seguir a Cristo incondicionalmente en todo momento, sin claudicar ante la dificultad y la incomprensión.

Ayúdanos a hacer nuestros sus criterios y actitudes para asimilar y vivir alegres el espíritu de las bienaventuranzas, y poder participar un día de su condición gloriosa. Amén.

viernes, 21 de agosto de 2020

Domingo XXI del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

 (23 de agosto de 2020)

(Is 22, 19-23; Rom 11, 23-36; Mt 16, 13-20)

 

Monición de Entrada

Queridos hermanos. Este domingo, nos vamos a encontrar con una pregunta muy comprometida hecha por Jesús a cada uno de nosotros: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? No es fácil contestar pero es necesario hacérnosla.

La vida con Dios tiene otra perspectiva porque Él es esperanza y ánimo.

Que la Eucaristía nos ayude a descubrir la imagen que tenemos de este Jesús que nos interroga.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Padre, tu eterna sabiduría gobierna la tierra, pero nuestras limitaciones y angustias no nos dejan reconocerlo. Necesitamos saber que no nos abandonas.

 

1.      Asiste, Padre, con tu sabiduría la labor del Papa y los sacerdotes para que siempre sean lo fieles colaboradores que el Reino necesita.

Roguemos al Señor.

2.      Asiste, Padre, con tu Luz a todos los gobernantes de la tierra, para que vean claras las necesidades de sus gentes y las atiendan con prontitud.

Roguemos al Señor.

3.      Asiste, Padre, con tu fortaleza a aquellos que sufren o están desesperanzados, para que, con tu ayuda, venzan sus males y sufrimientos.

Roguemos al Señor.

4.      Asiste, Padre, con tu amor a todos los hogares del mundo, para que éste cree la atmósfera propicia para la difícil convivencia.

Roguemos al Señor.

5.      Asiste, Padre, a los que en medio de la prueba de esta pandemia se sienten abatidos, para que descubran la fuerza de Cristo vivo y vean iluminado su camino. Roguemos al Señor.

6.      Asiste, Padre, con tu Verdad a todos los que nos reunimos cada domingo ante el altar de la Eucaristía, haz que un día gocemos con la dicha de tu presencia.

Roguemos al Señor.

Sacerdote: Padre, no dejes a tu Iglesia que es la obra de tu Hijo, inspírala y aliéntala para que crezca y convierta a muchos que andan descarriados. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 


EXHORTACIÓN FINAL

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993, p. 171)

Señor Jesús, también hoy nos preguntas a nosotros:

¿Quién dicen que soy yo? O mejor: ¿Quién soy yo para vosotros?

En medio de un mundo que prefiere ídolos y promesas de engaño

te confesamos hijo de Dios y único salvador del hombre.

¿A quién otro podemos seguir, Señor, que no nos defraude?

Solamente tú tienes palabras y hechos de vida eterna.

 

Te creemos resucitado y vivo en el mundo, hoy como ayer,

Y estamos seguros: vives en nosotros por medio de tu Espíritu.

Concédenos conocerte a fondo por la fe, la amistad y la oración;

y haz que, queriendo a nuestros hermanos, nos entreguemos

a la fascinante tarea de amarte apasionadamente. Amén.

sábado, 15 de agosto de 2020

Domingo XX del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

 (16 de agosto de 2020)

(Is 56,1.6-7; Rom 11,13-15.29-32; Mt 15,21-28)

 

ENTRADA:

Celebramos hoy el Domingo Veinte del Tiempo Ordinario. Vamos a asistir a la expresión clara de la gran misericordia de Dios, que desea la salvación y la felicidad de todos. El evangelio nos narra la bella historia de la mujer cananea, que con su oración humilde, hace que Jesús abra su corazón a este ejemplo de fe grande. Jesús ya lo ha dicho otra vez: “Pedid y se os dará”. Que la soberbia no bloquee nuestras peticiones y que confiemos en la bondad y generosidad de Dios. Y ante esa bella perspectiva iniciemos nuestra Eucaristía con enorme esperanza.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Padre, nuestros pecados nos hacen sentirnos extraños a Ti. Sin embargo también ofreces tu Salvación a todo aquel que se vuelva a Ti. Así nuestra plegaria de hoy es:

 

1.     – Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para no dejen de ofrecer al mundo la misericordia que nos viene de Dios que sana toda dolencia. OREMOS

2.     – Por los gobernantes para que sea su mayor preocupación aquellos más necesitados. OREMOS

3.     – Por todos los extranjeros, para que sientan en la Iglesia el cariño y la acogida de la gran familia que es. OREMOS

4.     – Por los enfermos para que su fe no se canse de pedir la salud a aquel que vino a sanar las heridas y restablecer al hombre. OREMOS

5.     – Por todos aquellos que no conocen al Señor, para que la práctica de la justicia les lleve al encuentro con el único Salvador. OREMOS

6.     Por todos los que en estos días viajan. Para que los conductores sean prudentes y puedan llegar todos bien a sus destinos. OREMOS.

7.     – Por todos nosotros, para que no dejemos de proclamar nuestra pertenencia a la Iglesia, con nuestras acciones. OREMOS

 

Sacerdote: Padre, atiende con generosidad lo que sin merecer tu pueblo te suplica. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


EXHORTACIÓN FINAL:


(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 168)

En verdad mereces toda alabanza, Dios de todos los pueblos,

porque tu amor al hombre no tiene fronteras de raza y color,

pueblo y lengua, cultura y sexo, clase social y nacionalidad.

Cristo Jesús abrió las puertas de tu reino a unos otros,

y en la mesa eucarística de su cuerpo parte el pan para todos.

Ayúdanos, Señor, a hacer nosotros lo mismo para que

tu Iglesia aparezca como sacramento de unidad y salvación.

Haz, Señor, que nuestra comunidad se mantenga fiel

a la tarea de repartir tu pan a todos los pobres del mundo.

Y enséñanos a unir en nuestra vida de fe adulta y oración madura,

en diálogo fecundo de amor al servicio de tu reino. Amén

viernes, 14 de agosto de 2020

Asunción de la Virgen María

(15 de agosto de 2020)

(Apoc 11,19; 12,1-6.10; 1Cor 15, 20-26; Lc 1,39-56; Vigilia, Lc 11,27-28)

 

MONICIÓN DE ENTRADA

Hoy celebramos una gran fiesta que se conmemora con gran entusiasmo en todo el orbe cristiano. Es la Asunción de la Virgen María a los Cielos. Estamos contentos porque sabemos que la Madre de Jesús y Madre nuestra está en los cielos en cuerpo y alma por decisión de su Hijo, Jesús, Nuestro Señor. El Amor y la Fe nos muestran esa bella realidad. Iniciemos, pues, con gran emoción y gratitud la gran fiesta de nuestra Madre, de la Virgen María.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Padre, en este día en que nuestra esperanza se ve acrecentada con la celebración de la Asunción de María, te presentamos por su mediación estas suplicas.

1.     –Por el Papa, para que guíe a la Iglesia con el cariño y la dulzura con que María guiaba los primeros pasos de Jesús. OREMOS

2.     –Por los gobernantes para que como hacía María, mediten sus decisiones a la Luz del Señor. OREMOS

3.     – Por los matrimonios cristianos, para que se cuiden mutuamente como lo hacían los miembros de la Sagrada Familia. OREMOS

4.     – Por los enfermos, los ancianos que viven solos,  y todas las víctimas de la pandemia, para que María les ayude en su sufrimiento y sean fieles a Cristo. OREMOS.

5.     Por los que sufren, para que María les ayude en su sufrimiento y sean fieles a Cristo aún al pie de la cruz. OREMOS

6.     – Por los que disfrutan de sus vacaciones, para que esta fiesta de hoy sea un faro que ilumine este tiempo de relax. OREMOS

7.     – Por nosotros que anhelamos la felicidad eterna, para que esta celebración nos aliente pensando en que un día llegaremos a la casa del Padre. OREMOS

Padre, que la celebración de esta fiesta ilumine la esperanza de todos los hombres y nos volvamos hacia tu Hijo por mediación de María. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

EXHORTACIÓN FINAL

Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 630)

Dios de los pobres, de los humildes y de los olvidados,

Hoy te bendecimos con María de Nazaret, la madre de Jesús,

Porque tu misericordia llega a tus fieles de generación

En generación, invirtiendo el viejo orden establecido

Y haciendo justicia a los menospreciados y los oprimidos.

 Con María ha llegado un cambio decisivo en la historia,

Al  encarnarse Cristo en la vida y conciencia de los pobres,

Destinatarios preferidos de la liberación mesiánica de Dios.

¡Gracias, Señor! Ayúdanos a asimilar los valores de tu reino:

Pobreza y vacío de sí mismo en vez de prepotencia y orgullo,

Fraternidad y solidaridad en vez de explotación y dominio. Amén.