(27 de septiembre de 2020)
(Ez 18,25-28; Flp 2,1-11; Mt 21,28-32)
JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE
MONICIÓN DE ENTRADA
Celebramos en este domingo 26 del tiempo ordinario la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado con el lema «Como Jesucristo, obligados a huir», con la mirada puesta en los llamados desplazados internos. Dentro de esta denominación se incluye a los millones de hombres, mujeres y niños obligados
a migrar dentro de sus propios países por diversas causas: emergencias humanitarias, conflictos armados, perturbaciones del clima, violencia generalizada,
etc. Como señala el papa Francisco en el Mensaje para esta Jornada, a menudo el drama de estas personas queda invisibilizado, puesto que ocurre dentro de las propias fronteras, a lo que se suma que en este último tiempo su situación se ha visto doblemente agravada por la crisis mundial causada por la pandemia de la COVID-19.
ORACIÓN DE LOS FIELES
(Introducción y conclusión por el sacerdote)
1. Por la Iglesia, para que sepamos ser hogar fraterno para tantas personas desplazadas obligadas a huir de situaciones de injusticia, violencia o riesgo para sus vidas. Roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes, para que sepan promover leyes que protejan las vidas y la dignidad de las personas más vulnerables de la sociedad. Roguemos al Señor.
3. Por las personas migrantes, por sus familias y comunidades de origen, para que puedan ejercer su derecho a permanecer en su propio país, gracias a un desarrollo económico, político y social adecuado. Roguemos al Señor.
4. Por todos los presentes en esta celebración, para que podamos reconocernos entre los que van por delante en el camino hacia Dios a través de una vida de servicio en el amor. Roguemos al Señor.
5. Por quienes no tienen trabajo, o lo ven peligrar, por causa de la pandemia, por los que están enfermos o se sienten solos, para que encuentren en los cristianos ayuda y solidaridad, y por su cercanía conozcan a Cristo y experimenten su salvación. Roguemos al Señor.
ORACIÓN PARA CONCLUIR LA EUCARISTÍA
(Del papa Francisco. Oración sugerida por el ejemplo de san José, de manera especial cuando se vio obligado a huir a Egipto para salvar al Niño)
Padre, Tú encomendaste a san José lo más valioso que tenías: el Niño Jesús y su madre, para protegerlos de los peligros y de las amenazas de los malvados.
Concédenos, también a nosotros, experimentar su protección y su ayuda.
Él, que padeció el sufrimiento de quien huye a causa del odio de los poderosos, haz que pueda consolar y proteger a todos los hermanos y hermanas que, empujados por las guerras, la pobreza y las necesidades, abandonan su hogar y su tierra, para ponerse en camino, como refugiados, hacia lugares más seguros.
Ayúdalos, por su intercesión, a tener la fuerza para seguir adelante, el consuelo en la tristeza, el valor en la prueba.
Da a quienes los acogen un poco de la ternura de este padre justo y sabio, que amó a Jesús como un verdadero hijo y sostuvo a María a lo largo del camino.
Él, que se ganaba el pan con el trabajo de sus manos, pueda proveer de lo necesario a quienes la vida les ha quitado todo, y darles la dignidad de un trabajo y la serenidad de un hogar.
Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que san José salvó al huir a Egipto, y por intercesión de la Virgen María, a quien amó como esposo fiel según tu voluntad. Amén.
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