sábado, 29 de enero de 2022

Moniciones Domingo 4º del Tiempo Ordinario - Ciclo C -

MONICIÓN DE ENTRADA:

Celebrar la Eucaristía es un momento para escuchar las palabras directas y cercanas de Jesús, que nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza. Es una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del evangelio.

A veces, no somos comprendidos cuando vivimos fieles a las enseñanzas de Jesús; incomprendidos incluso por gente creyente, como le ocurrió a Él en su pueblo de Nazaret.

 


ORACIÓN DE LOS FIELES

 

Sacerdote: Oremos al Señor nuestro Dios, rico en misericordia y compasivo. Él siempre escucha las súplicas de sus hijos.

1.                          Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes, para que busquen el refugio de Dios y sean acogedores con todos los que lo necesitan. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2.                          Por los que viven preocupados de tener más; para que comprendan que el hombre se realiza en la donación y el servicio. ROGUEMOS AL SEÑOR.

3.                          Por los pobres, los enfermos, los que viven solos; para que encuentren personas capaces de ayudarles en sus necesidades. ROGUEMOS AL SEÑOR.

4.                          Por los gobiernos de las naciones; para que miren siempre el bien de todos, ocupándose de los más desfavorecidos. ROGUEMOS AL SEÑOR.

5.                          Por nosotros; presentes en la Eucaristía, para que tomemos en serio la responsabilidad que tenemos de ofrecer nuestro amor y servicio a toda la Iglesia. ROGUEMOS AL SEÑOR.

Sacerdote: Señor, Tú, que has enviado a Jesús a curar nuestras dolencias y enfermedades, escucha nuestras súplicas.

 

EXHORTACIÓN FINAL


(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 512)

oy, Señor, nuestra plegaria es de humilde conversión.

Porque hemos confinado tu palabra a la medida estrecha

de nuestra rutina y cálculos mezquinos, ¡Señor, ten piedad!

Porque has venido a nuestra comunidad y te hemos rechazado

silenciando la voz de tus profetas, ¡Cristo, ten piedad!

Porque te hemos encerrado en nombres vacíos de significado,

sin dejarnos interpelar por tu Espíritu, ¡Señor, ten piedad!

 

Oh, Señor, Dios nuestro, sorprendente en tus venidas,

no permitas que apaguemos tu Espíritu dentro de nosotros.

Convierte nuestros corazones a tu amor y al de los hermanos,

y manténnos siempre despiertos en la alabanza de tu nombre. Amén.

 

sábado, 22 de enero de 2022

Moniciones Domingo III del Tiempo Ordinario - Ciclo C -

 (23 de enero de 2022)

   (Neh 8, 2-4a. 5-6. 8-10; Sal 18; 1 Cor 12, 12-30; Lc 1, 1-4; 4, 14-21)

MONICIÓN DE ENTRADA

Queridos hermanos Hoy se celebra en toda la Iglesia el Domingo de la Palabra de Dios instituido por el Papa Francisco, para que, al comienzo del Tiempo Ordinario, celebremos el don de la Palabra de Dios y redescubramos la importancia que tiene en nuestra vida de creyentes, de un modo particular en estos tiempos de pandemia.

 Que la celebración de este Domingo de la Palabra renueve en cada animador pastoral, y en las diversas instituciones y servicios de nuestra Iglesia el compromiso de la Palabra de Dios, testimoniada en las Sagradas Escrituras, como la savia que nutre la vida y la misión de la Iglesia. 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: El Espíritu de Dios está sobre mí”. Con esa fuerza, Jesús recorrerá su camino en la tierra; y confiados en la fuerza del Paráclito presentamos al Padre nuestras plegarias.

1. Para que, iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración, podamos discernir la voluntad de Dios y seguir los caminos a los que él nos llama. Roguemos al Señor.

2. Por quienes colaboramos en las tareas de la evangelización, las celebraciones litúrgicas y el servicio caritativo-social, para que trabajemos confiadamente por la animación bíblica de todas nuestras actividades. Roguemos al Señor.

 3. Para que, alentados por la Palabra de Dios, recemos siempre y sin desfallecer por la unidad de todos los cristianos y se nos conceda el don de la comunión plena. Roguemos al Señor.

4. Para que, acogiendo lo que transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la palabra, conozcamos la solidez de las enseñanzas que hemos recibido. Roguemos al Señor.

5. Para que la Virgen María, reconocida como bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le había dicho, nos acompañe en el camino de la escucha atenta de la Palabra de Dios. Roguemos al Señor

SACERDOTE: Dios Padre de misericordia, que tu palabra descienda sobre nosotros y sepamos escucharla y acogerla para que produzca frutos abundantes en nuestra vida. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te damos gracias, Padre, porque hoy se cumple la Escritura
que nos habla de salvación y esperanza en Cristo Jesús, tu Hijo.
Él es tu palabra que nos revela tu nombre, tu amor y tu rostro.
Él es tu ungido, enviado para dar la buena noticia a los pobres,
para restituir a los explotados y oprimidos la dignidad,
para inaugurar el tiempo de gracia y bendición de nuestro Dios.

Queremos, Señor, sumarnos a esa misión liberadora de Jesús,
restaurando con amor a su imagen primera la figura del hombre,
nuestro hermano, deformada y envejecida por tantas esclavitudes.
Ayúdanos en este empeño con la fuerza de tu Espíritu y concédenos
que nuestro momento fugaz madure en frutos de eternidad.
Amén.

 

sábado, 15 de enero de 2022

Moniciones Domingo II del Tiempo Ordinario - Ciclo C -

(16 de enero de 2022)

(Is 62, 1-5; Sal 95; 1 Cor 12, 4-11; Jn 2,1-11)

(También se puede descargar la liturgia de la Infancia Misionera: Infancia misionera)

MONICION DE ENTRADA.

Queridos hermanos: La liturgia de hoy nos relata las bodas de Caná. El sentido profundo de los gestos que hace Jesús, es lo realmente importante, no tanto las acciones extraordinarias.

María, la madre de Jesús, nos da una gran lección en este relato, primero su preocupación por las necesidades ajenas; segundo, la importancia de escuchar la Palabra de Jesús y hacer lo que él nos dice.

Que la celebración de esta Eucaristía nos ilumine para comprender el signo de Jesús y su mensaje.

Giotto. Las bodas de Caná. Capilla de los Scrovegni, Padua (Italia)

Oración de los fieles:

Sacerdote: Del mismo modo que María, en las bodas de Caná, observa la necesidad de aquella gente y se lo cuenta a Jesús, nosotros nos dirigimos con confianza al Padre para pedir por las necesidades de todos.

1. Pedimos por la Iglesia, que es nuestra gran familia cristiana, para que siga siendo fiel a la misión de ofrecer el Evangelio de salvación a todos los hombres. Roguemos al Señor.

2.- Para que el Sínodo produzca abundantes frutos de santidad en todos los bautizados, mediante una sincera conversión al Señor. Roguemos al Señor.

 3.- Para que en el mundo entero progrese la paz, la libertad y la justicia, y se superen las divisiones y enemistades entre los pueblos. Roguemos al Señor.

 4.- Para que, como miembros del cuerpo de Cristo, acojamos y demos cobijo a los que se ven obligados a emigrar de sus pueblos en busca de trabajo. Roguemos al Señor.

5. Por todas nuestras familias para que no pierdan la paz y la esperanza y sean ejemplo de fortaleza cristiana a pesar de las dificultades del ambiente en que vivimos. Roguemos al Señor.

6.- Por todos nosotros, para que siguiendo el consejo de María, hagamos lo que dice Jesús y nos dejemos guiar por él. Roguemos al Señor.


Sacerdote: Acoge, Padre, la oración de tus hijos, que te alaban y te bendicen por tu amor. Por JCNS.

                         EXHORTACIÓN FINAL

En verdad eres digno de toda bendición, Dios Padre, porque nos diste como madre a María, la Madre de Jesús. Hoy la vemos a su lado en funciones de intercesión maternal, como acostumbra, preocupada siempre del bien de los demás.Ese vino de la boda, que ella consigue, es anticipo festivo el banquete de la eucaristía a la comunidad del reino de Dios.

Tú, Señor, que nos diste a María como modelo de creyente, ejemplo perfecto de discípula de Jesús, madre de la Iglesia e imagen esplendorosa de ésta misma en su plenitud final, concédenos caminar con ella, alegres en el seguimiento de Cristo, y respondiendo fielmente a nuestra vocación cristiana. Amén.