(10 de abril de 2022)
(Lc 19,28-40; Is 50,4-7; Sal 21; Fil 2,6-11; Lc 22,14-23,56)
ENTRADA
Queridos hermanos: Después de estos domingos de Cuaresma, entramos en la Semana Santa, como preparación inmediata del Triduo Pascual.
Avivemos nuestra fe para llenarnos de la gracia que los misterios que celebraremos pueden comunicarnos.
Unámonos con todos nuestros hermanos repartidos por toda la cristiandad y sintámonos con ellos miembros de la Iglesia universal que se prepara para acompañar al Señor en su muerte y su resurrección.
MONICIÓN A LA PROCESIÓN
Preparémonos para participar activamente en la procesión de Ramos. Escuchemos el evangelio que nos la describe y unámonos con los niños hebreos que con alegría acogen a Jesús y le gritan “Hosanna”.
Con decisión y plena libertad Jesús avanza humildemente hacia el final de su vida. Sigámosle con fidelidad junto a su Madre y las fieles mujeres.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: Estamos en unos días de gracia y de perdón. Aprovechemos esta celebración para invocar la misericordia de Dios sobre todo nuestro mundo.
1. Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes para que sepan llevar el Evangelio de la cruz a todos los hombres y así descubran que la redención nos viene de Cristo. Roguemos al Señor.
2. Para que se termine la guerra. Pedimos por los desplazados y refugiados, por las familias separadas por causa de la guerra; por los niños que han quedado huérfanos. Roguemos al Señor.
3. Para que se unan los gobiernos para dar una respuesta humana y acogedora al éxodo masivo de emigrantes a Europa y a los que huyen de la guerra. Roguemos al Señor.
4. Para que los pobres, los desesperanzados, los que sufren, y todos los que participan, con sus sufrimientos de la cruz de Cristo, encuentren fuerza en la pasión del Señor. Roguemos al Señor.
5. Por los moribundos que necesitan la paz y el perdón de Dios. Roguemos al Señor.
6. Para que en esta Semana Santa experimentemos el perdón de Dios y renovemos nuestra vida. Roguemos al Señor.
Sac: Padre, tú conoces cuan necesitados estamos de tu misericordia y tu salvación. Ayúdanos a sentirnos hermanos y unirnos con todos los que continúan hoy la pasión de tu Hijo Jesús. Amén.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo San Pablo, España, 1993)
Gloria a ti, Señor Jesús, el servidor paciente del Padre, porque con tu cruz gloriosa demuestras un amor sin fronteras.
Nadie te quita la vida, sino que tú la entregas voluntariamente por nosotros y por nuestra salvación. ¡Misterio de amor!
No queremos lavarnos las manos ni ser meros espectadores en el drama de tu pasión. Reconocemos nuestra culpa y pecado.
Tus enemigos creyeron acallar tu voz para siempre, pero la semilla de tu palabra germina en el corazón del que ama y del que vive contigo el espíritu de las bienaventuranzas.
Concédenos seguirte incondicionalmente, mientras anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
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