sábado, 8 de octubre de 2022

Domingo 28º del Tiempo Ordinario - Ciclo C -

 (9 de octubre de 2022)

2 Re 5, 14-17; 2 Tim 2, 8-13; Lc 17, 11-19

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos seáis todos. Hoy el Señor Jesús, con el relato de los diez leprosos, nos va a enseñar que debemos ser agradecidos. No es de cristianos –aunque ahora sea muy frecuente—la dureza de corazón, el egoísmo, la soberbia. Y si alguno de nosotros ve que, en el interior de su corazón, anidan esos sentimientos duros, pues apresurémonos para pedir a Dios Nuestro Señor que nos cure. Y después –por favor—que volvamos a darle gracias, pues Él –el Dios Padre cariñoso y tierno—merece todo nuestro agradecimiento.

 


ORACIÓN DE LOS FIELES

Sacerdote: Con la confianza que nos da saber que Dios derrocha su misericordia con tu pueblo, le presentamos nuestras plegarias:

1.   – Por la Iglesia para que lleve al mundo la Palabra de Dios, y que todos alcancen la salvación que nos ganó Jesús en la cruz. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2.   – Por los dirigentes de las naciones para que se vuelvan a Cristo y sean capaces de colaborar en el restablecimiento de la paz en el mundo. ROGUEMOS AL SEÑOR.

3.   – Por aquellos que viven lejos de su familia, para que encuentren acogida en la tierra de destino. ROGUEMOS AL SEÑOR.

4.   – Por los padres de familia, para que, como dice Pablo, sean capaces de aguantar por la salvación de sus hijos. ROGUEMOS AL SEÑOR.

5.   – Por los enfermos, para que les llegue la curación que Jesús da a todos. ROGUEMOS AL SEÑOR.

 

Sacerdote: Señor atiende con generosidad las necesidades que tu pueblo te presenta confiado en el gran Amor que nos tienes. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén

 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

(Tomado de Basilio Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1995)

Te bendecimos, Padre, porque Jesús curando a los enfermos,
mostró tu predilección por todos los marginados de la vida
y cambió el llanto de los pobres en cantos de liberación.
Con sus milagros inauguró la liberación que trae el reino de Dios
para el hombre que tú amas locamente con ternura de padre.
Cada curación de Cristo nos habla de corazón sensible
y nos confirma en la llegada a nosotros de tu reino y de tu amor.
Su ejemplo nos estimula a hacer nuestros los gozos y esperanzas,
las tristezas y angustias de los hombres, nuestros hermanos,
especialmente de los más pobres y de cuantos sufren en el mundo.
Haznos un sitio, Señor, a todos en la fiesta de tu reino. Amén.

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