sábado, 30 de octubre de 2021

Moniciones Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre)

 Entrada:

    Hermanos: hoy es un día muy especial para todos nosotros, y para la Iglesia universal. Vamos a festejar a los Santos, a todos, a esas personas, muchos de ellos serán amigos nuestros y familiares, que ya están contemplando la luz del rostro de Dios. Son personas que supieron trazar su vida sirviendo a Dios y a sus hermanos. Y ya eternamente felices.     El origen de esta fiesta es muy antiguo y se relaciona con la dedicación a Santa María, a la Virgen, en Roma, del Panteón de mártires. Por eso hemos de empezar esta celebración eucarística con mucha alegría y gozo, pensando que, un día, nosotros acompañaremos a quienes ya disfrutan de la Gloria de Dios.

 


Oración de los fieles

Sacerdote.: Sabemos que la meta es la Santidad, que el camino es muy duro y solos no podemos. Así pues, nos ponemos en tus manos de Padre, para que nos guíen y acompañen.

 

1. Te pedimos, Padre, por nuestro el Papa, por los obispos y los sacerdotes, para que sean iluminados y crezcan en santidad. Roguemos al Señor.

 

2. Te pedimos, Padre, por los que lloran, los que sufren, para que en tu infinita bondad sean consolados. Roguemos al Señor.

 

 

3. Te pedimos, Padre, por las familias, para que en la convivencia diaria nunca se aparten del amor y el perdón. Roguemos al Señor.

 

 

4. Te pedimos, Padre, por todos los que celebramos la Eucaristía para que un día también nos sentemos a tu mesa celestial. Roguemos al Señor.

 

5. Te pedimos, Padre, por las almas de aquellos que nos precedieron y que hoy ya no se encuentran entre nosotros, acógelos con tu infinita misericordia.  Roguemos al Señor.

 

Sacerdote.: Padre, atiende estas plegarias que por medio de tu Hijo te presentamos, Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

 


 

Después de la comunión

Ante la catástrofe de la DANA

Dios compasivo y misericordioso, dador de vida y amor, escucha nuestras oraciones y que nuestros gritos lleguen a Ti.

Lloramos con Tu pueblo, escuchamos los lamentos desconsolados de niños y de mayores. Sentimos la desesperación de quienes buscan a sus seres queridos. Contemplamos el silencio de pueblos con desaparecidos. Vemos la devastación.

Dios del universo, abre nuestros corazones para sentir tu compasión. Únenos a nuestros hermanos necesitados. Consuela y sana a los heridos, a los afligidos, a los perdidos. Fortalece al personal médico y de emergencia. Refuerza la resolución de los gobiernos y de aquellos con poder para ayudar. Abre, a través de esta tragedia, los caminos hacia las alianzas y la paz. En Tu Nombre de misericordia, sanación y compasión, oramos. Amén.


 

Moniciones Domingo 31 del Tiempo Ordinario - Ciclo B -

Dt 6, 2-6; Heb 7, 23-28; Mc 12, 28b-34

MONICION DE ENTRADA.

Celebramos la Eucaristía en este día del Señor a quien, como nos dice Jesús, debemos amar con todo el corazón, con toda el alma, con todo nuestro ser, y añade: “y al prójimo como a ti mismo”.

Amar a Dios que es la fuente y el origen de la vida es vivir amando la vida, la creación, las cosas y, sobre todo, a las personas.

¿Cómo vamos a amar al Padre sin amar a sus hijos e hijas, sobre todo a quienes sufren?


 ORACIÓN DE LOS FIELES


Sacerdote: Estamos llamados a amar a Dios sobre todas las cosas, y eso conlleva vencer nuestro egoísmo, hoy pedimos al Padre que nos abra el corazón a Él y a nuestro prójimo.

1. – Por la Iglesia, portadora de los dones que Cristo nos ganó, para que sea el Amor el verdadero vínculo entre nosotros, como lo fue para la primitiva Iglesia. Roguemos al Señor.

2. – Por todos los pueblos del mundo, para que cesen las guerras y rivalidades y crezca la convivencia basada en el respeto, la justicia y la caridad. Roguemos al Señor.

3. –  Oremos confiadamente al Señor, soberano de cielos y tierra, para que otorgue la salvación eterna a las víctimas de las inundaciones, consuele a sus familiares, mueva a los que gobiernan a buscar soluciones al desastre natural y nos conceda la caridad para socorrer a nuestros hermanos damnificados. Roguemos al Señor.

4. – Por los niños y jóvenes para que crezcan en un ambiente de amor verdadero. Roguemos al Señor.

5.- Por los hogares cristianos para que nunca falte en ellos el Amor a Dios y vivan en torno a Él. Roguemos al Señor.

6.- Por todos nosotros, para que nos dejemos amar por Dios y así podamos descubrir nuestra verdadera vocación, amarle a Él y a nuestros hermanos. Roguemos al Señor.

SACERDOTE: Padre, Tú que nos has amado tanto que has enviado a tu Hijo para salvarnos haz que escuchando sus palabras y alimentados por su Cuerpo y Sangre vivamos unidos a tu Amor.

 

 

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te bendecimos, Padre, porque Jesús nos resume toda tu ley

en un solo mandamiento, centrado en el amor a ti y al prójimo.

Gracias también porque tu Espíritu nos permite amarte como hijos

y abrirnos al hermano, completando el círculo del amor en Cristo.

 

Te reconocemos, Señor, como nuestro verdadero y único Dios

a quien debemos amar y servir con todo el ser, alma y corazón.

Y queremos también cumplir el mandato y testamento de Jesús:

ámense unos a otros como yo los he amado; así serán mis discípulos.

 

Ayúdanos, Señor a abandonar los ídolos de nuestro egoísmo

para centrarnos en el mandamiento principal y primero, porque

amarte a ti y al prójimo es cumplir tu ley enteramente. Amén

 

sábado, 23 de octubre de 2021

Moniciones Domingo 30 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - (DOMUND)

 

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a este domingo en que celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund. El papa Francisco nos recuerda que, cuando reconocemos la presencia de Dios como Padre en nuestra vida, podemos abrir el corazón para dejarnos tocar por Él, permitir que cure nuestras cegueras y ser capaces de compartir en el día a día lo que hemos visto y oído de la mano de Jesús. Es lo que hacen nuestros misioneros y misioneras.

Con ellos como ejemplo, vivamos esta celebración con verdadero espíritu misionero; y, como el ciego Bartimeo en el Evangelio, vivamos, sintamos, anunciemos y contemos lo que hemos visto y oído, la mejor noticia: Cristo, el Hijo de Dios, se ha entregado por nosotros, porque nos ama con locura.


MONICIÓN A LAS LECTURAS

La Palabra del Señor, siempre que la escuchamos, debe de producir consuelo, alivio y esperanza. Hoy, las tres lecturas que se van a proclamar nos hablan de eso: Dios es consuelo, Jesús es un sacerdote que asume toda la debilidad humana y, el Señor, siempre sale al encuentro de todas nuestras necesidades. Escuchemos con fe y con atención.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

1.    Por el papa Francisco, nuestro Obispo (N.) y todos los obispos; para que, como guías de nuestra Iglesia, nos ayuden a quitarnos las vendas de nuestros ojos y anunciar con alegría lo que vemos y oímos en el encuentro personal con Jesucristo. Roguemos al Señor.

2.    Por los sacerdotes, diáconos, ministros y catequistas, verdaderos evangelizadores de nuestras comunidades; para que reciban la fuerza necesaria y no decaigan en su empeño de anunciar la Buena Noticia en todos los rincones. Roguemos al Señor.

3.    Por los misioneros, testigos valientes del Reino de Dios, que entregan su vida a los más necesitados del Señor y de nosotros, sus hermanos; para que nunca les falten las energías ni la alegría del amor de Dios. Roguemos al Señor.

4.    Por las familias, verdadero hogar vocacional; para que sean testigos misioneros del amor de Dios desde la concepción de la vida hasta su final. Roguemos al Señor.

5.    Por todos los que participamos en esta eucaristía; para que seamos testimonio del encuentro con Jesucristo en nuestro entorno, cumpliendo así el envío del Señor a sus discípulos. Roguemos al Señor.

Después de la comunión

Te bendecimos, Padre, por el corazón compasivo de Cristo

que en el oasis de Jericó tuvo lástima del ciego del camino,

imagen viva de la humanidad caída, necesitada de tu luz.

Hacemos nuestros, Señor, los gritos de su fe suplicante:

nos circunda amenazante el desierto inhóspito de la increencia,

al tiempo que nos atenazan nuestros miedos e inseguridades.

Haz, Señor, que tu palabra y tu amor despierten nuestra fe,

curando nuestra innata cegara, para poder verlo todo en la vida

con los ojos nuevos que nos da esa fe: los criterios de Jesús.

Así podremos seguirlo bajo el impulso y la fuerza de tu ternura,

como hombres y mujeres nuevos, renacidos por tu Espíritu. Amén.