MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a este domingo en que celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund. El papa Francisco nos recuerda que, cuando reconocemos la presencia de Dios como Padre en nuestra vida, podemos abrir el corazón para dejarnos tocar por Él, permitir que cure nuestras cegueras y ser capaces de compartir en el día a día lo que hemos visto y oído de la mano de Jesús. Es lo que hacen nuestros misioneros y misioneras.
Con ellos como ejemplo, vivamos esta celebración con
verdadero espíritu misionero; y, como el ciego Bartimeo en el Evangelio,
vivamos, sintamos, anunciemos y contemos lo que hemos visto y oído, la mejor
noticia: Cristo, el Hijo de Dios, se ha entregado por nosotros, porque nos ama
con locura.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
La Palabra del Señor, siempre que la escuchamos, debe de producir consuelo, alivio y esperanza. Hoy, las tres lecturas que se van a proclamar nos hablan de eso: Dios es consuelo, Jesús es un sacerdote que asume toda la debilidad humana y, el Señor, siempre sale al encuentro de todas nuestras necesidades. Escuchemos con fe y con atención.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por el papa Francisco, nuestro Obispo (N.) y todos los obispos; para que, como guías de nuestra Iglesia, nos ayuden a quitarnos las vendas de nuestros ojos y anunciar con alegría lo que vemos y oímos en el encuentro personal con Jesucristo. Roguemos al Señor.
2. Por los sacerdotes, diáconos, ministros y catequistas, verdaderos evangelizadores de nuestras comunidades; para que reciban la fuerza necesaria y no decaigan en su empeño de anunciar la Buena Noticia en todos los rincones. Roguemos al Señor.
3. Por los misioneros, testigos valientes del Reino de Dios, que entregan su vida a los más necesitados del Señor y de nosotros, sus hermanos; para que nunca les falten las energías ni la alegría del amor de Dios. Roguemos al Señor.
4. Por las familias, verdadero hogar vocacional; para que sean testigos misioneros del amor de Dios desde la concepción de la vida hasta su final. Roguemos al Señor.
5. Por todos los que participamos en esta eucaristía; para que seamos testimonio del encuentro con Jesucristo en nuestro entorno, cumpliendo así el envío del Señor a sus discípulos. Roguemos al Señor.
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