(Gén 2,18-24; Heb 2,9-11; Mc 10,2-16)
MONICIÓN DE ENTRADA
Reunidos una vez más, no olvidemos el motivo que nos ha traído a esta celebración: dar gracias a Dios por todos sus dones.
La unión entre los esposos (de la que nos va a hablar la Palabra de Dios) y la Salvación obrada por Jesucristo, son el centro de nuestra celebración. Ambas cosas son "fuente de vida" para el ser humano.
Escuchemos la palabra de Dios y oremos juntos para que la unión en los matrimonios sea cada día más profunda.
Y que esa unión indisoluble sea signo del amor y unión que debe existir entre todos los que formamos una comunidad cristiana.
(Dibujo de Las Melli elrincondelasmelli.blogspot.com)
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: Nos ponemos bajo la protección del Señor y alzando los ojos a nuestro creador y protector le presentamos nuestras plegarias:
1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que, siguiendo los pasos de Jesucristo, sirvan sus vidas para llevar a la gloria a una multitud de hijos. OREMOS
2. – Por los gobernantes y dirigentes de las naciones, para que busquen la paz en el mundo y fomenten la institución de la familia. OREMOS
3. – Por todas las personas que no creen en Dios para que Cristo se haga presente en sus vidas y siguiendo los caminos del Señor, sean dichosos y les vaya bien. OREMOS
4. – Por los enfermos, los necesitados, los que viven solos para que descubran en Cristo el misterio de la resurrección que nos lleva a la gloria del Padre. OREMOS
5.- Por los matrimonios cristianos, para que sean reflejo del ideal de Dios. OREMOS
6. – Por todos los que celebramos esta Eucaristía, nuestros amigos y familiares, para que aquel que murió por nosotros sea la guía permanente hacia la casa paterna. OREMOS
Sacerdote: Padre acoge todas estas plegarias y por tu bondad danos todo aquello que nos ayude a caminar junto nuestro hermano Jesús.
EXHORTACIÓN FINAL:
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 385)
Gracias, Padre, porque Jesús devolvió a su fuente original el amor entre hombre y mujer, el matrimonio y la familia, liberándolos del pesado lastre del egoísmo que los desintegra y dignificando al mismo tiempo la figura de la mujer.
Tú estableciste la complementariedad de los dos sexos, y no quieres que separe el hombre lo que tú uniste para siempre, tú que eres la fuente del amor verdadero y al él nos llamas, enseña a los jóvenes y adultos a crecer en el amor cristiano, que refleja en el matrimonio el de Cristo a su Iglesia.
A aquellos y a los que llamas a la virginidad por el reino de Dios ayúdales a vivir con gozo la fidelidad de cada día. Amén. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario