sábado, 2 de octubre de 2021

Moniciones Domingo XXVII del Tiempo Ordinario - Ciclo B -

(Gén 2,18-24; Heb 2,9-11; Mc 10,2-16)

MONICIÓN DE ENTRADA

 Reunidos una vez más, no olvidemos el motivo que nos ha traído a esta celebración: dar gracias a Dios por todos sus dones.

La unión entre los esposos (de la que nos va a hablar la Palabra de Dios) y la Salvación obrada por Jesucristo, son el centro de nuestra celebración. Ambas cosas son "fuente de vida" para el ser humano.

Escuchemos la palabra de Dios y oremos juntos para que la unión en los matrimonios sea cada día más profunda.

Y que esa unión indisoluble sea signo del amor y unión que debe existir entre todos los que formamos una comunidad cristiana.

 

                                            (Dibujo de Las Melli elrincondelasmelli.blogspot.com)

  ORACIÓN DE LOS FIELES

 Sacerdote: Nos ponemos bajo la protección del Señor y alzando los ojos a nuestro creador y protector le presentamos nuestras plegarias:

 1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que, siguiendo los pasos de Jesucristo, sirvan sus vidas para llevar a la gloria a una multitud de hijos. OREMOS

 2. – Por los gobernantes y dirigentes de las naciones, para que busquen la paz en el mundo y fomenten la institución de la familia. OREMOS

 3. – Por todas las personas que no creen en Dios para que Cristo se haga presente en sus vidas y siguiendo los caminos del Señor, sean dichosos y les vaya bien. OREMOS

 4. – Por los enfermos, los necesitados, los que viven solos para que descubran en Cristo el misterio de la resurrección que nos lleva a la gloria del Padre. OREMOS

 5.- Por los matrimonios cristianos, para que sean reflejo del ideal de Dios. OREMOS

 6. – Por todos los que celebramos esta Eucaristía, nuestros amigos y familiares, para que aquel que murió por nosotros sea la guía permanente hacia la casa paterna. OREMOS

 Sacerdote: Padre acoge todas estas plegarias y por tu bondad danos todo aquello que nos ayude a caminar junto nuestro hermano Jesús.

 

EXHORTACIÓN FINAL:

 (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 385)

Gracias, Padre, porque Jesús devolvió a su fuente original

el amor entre hombre y mujer, el matrimonio y la familia,

liberándolos del pesado lastre del egoísmo que los desintegra

y dignificando al mismo tiempo la figura de la mujer.

 

Tú estableciste la complementariedad de los dos sexos,

y no quieres que separe el hombre lo que tú uniste para siempre,

tú que eres la fuente del amor verdadero y al él nos llamas,

enseña a los jóvenes y adultos a crecer en el amor cristiano,

que refleja en el matrimonio el de Cristo a su Iglesia.

 

A aquellos y a los que llamas a la virginidad por el reino

de Dios ayúdales a vivir con gozo la fidelidad de cada día. Amén.

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