(19 de diciembre de 2021)
(Miq 5,1-4a; Sal 79; Heb 10,5-10; Lc 1,39-45)
MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos ya a las puertas de la Navidad y, en este 4º domingo de adviento, la Iglesia nos propone como ejemplo y modelo a seguir a la Virgen María.
Ella, llena del Señor, lejos de quedarse en casa, marcha para ayudar a su prima Santa Isabel. Allá, tanto Isabel como Juan –que gime en su interior- reconocerán a la Madre del Señor.
Que también nosotros, a punto de comenzar la Navidad, sepamos reconocer a María como aquella que nos da al Salvador y que, también nosotros, salgamos al encuentro de las personas que en estos días más pueden necesitar una sonrisa, ayuda, estímulo, fe, esperanza o alegría.
CORONA DE ADVIENTO
Al encender este cuarto cirio de la Corona de Adviento, queremos representar el compromiso y la figura de la Virgen María. Que, al igual que Ella, también seamos portadores de vida, de ilusión, de fraternidad y de alegría.
ORACIÓN DE LOS FIELES
SACERDOTE: Las primeras luces ya están aquí, pronto llegará la Luz del mundo. Preparemos nuestro interior para recibir a nuestro Salvador.
1.- Por el Papa, por los obispos y sacerdotes, para que el Señor les dé su Luz para alumbrar a todos los hombres. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2.- Por los que gobiernan las naciones para que promuevan el valor de la vida. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3.- Por los que viven lejos de sus familias para que el Señor les conceda en este tiempo poder reunirse de nuevo y participar del calor del hogar. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4.- Por los enfermos y sus familiares para que la Salvación de Dios les llegue y se vean libres de las cadenas de la enfermedad. ROGUEMOS AL SEÑOR.
5.- Por todos los que se alejaron de Cristo y de su Iglesia, para que encuentren el camino de retorno a la casa del Padre. ROGUEMOS AL SEÑOR.
6.- Por todos nosotros, que celebramos esta Eucaristía para que la continua participación del misterio del pan partido nos ayude a preparar la venida ya próxima del Señor. ROGUEMOS AL SEÑOR.
SACERDOTE: Padre, acoge estas súplicas que te presentamos y danos tu salvación. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 423) |
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Hoy, Señor, te bendecimos con María, la
Madre de Jesús, porque colmas el gozo de los pobres y humildes con tu venida.
Pero reconocemos que nuestra
fe es pequeña e inmadura: No sabemos creer con firmeza, estabilidad y
equilibrio, pues no aguantamos la adversidad ni te alabamos en la bonanza.
Para un fiel
seguimiento de Cristo, concédenos, Señor, asimilar el ejemplo de María de
Nazaret, la mujer creyente, la primera cristiana, la que creyó en ti en todo
tiempo,
Para que, caminando firmes en
la peregrinación de la fe seamos capaces de repetir con Cristo y con María:
Padre, hágase siempre tu voluntad en nuestra vida. Amén.
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