(Is 40,1-5.9-11; 2Pe 3,8-14; Mc 1,1-8)
«Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos» (Mc 1,3).
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos, en este tiempo de esperanza –que es el ADVIENTO- a este hogar en el que Jesús nos da la fuerza necesaria para ser fuertes ante las dificultades y donde el Espíritu nos enseña a guardar, cuidar y reservar los caminos de nuestra vida para que el Señor nazca en nosotros.
Viene el Señor y malo será que nos encuentre despistados y con los caminos de nuestros corazones torcidos o mal preparados.
Bendición de la segunda vela de Adviento
Los profetas mantenían encendida
la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto...
La humanidad entera se estremece
porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida para que brotes,
para que florezcas, para que nazcas,
y mantengas en nuestro corazón
encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: En este domingo segundo de Adviento en el que Juan Bautista grita directamente a nuestros corazones para que enmendemos nuestro camino, ponemos el anhelo en la espera ilusionada del Nacimiento de tu Hijo. R/ Padre escúchanos.
1. Te pedimos por el Papa, los obispos, sacerdotes y por todas las familias llamadas a ofrecer consuelo a los demás. Oremos
R/ Padre escúchanos.
2. Te presentamos Señor a todos los que sufren por cualquier causa: enfermedad, soledad o desamparo. Que puedan encontrar en el abrazo familiar, personas que les ayuden a encontrar una salida. Oremos R/ Padre escúchanos.
3. Te pedimos también por todas las situaciones familiares que son más complicadas: que los padres, los esposos, los niños, los hermanos, los abuelos, las personas enfermas, tengan siempre lo que necesitan para vivir unidos. Oremos R/Padre escúchanos.
4. Te presentamos también y te pedimos por las personas que por diferentes causas han tenido que abandonar sus hogares y viven lejos de las personas que quieren. Te pedimos por sus deseos y esperanzas. Oremos R/Padre escúchanos.
5. Por nosotros que estamos aquí en esta celebración para que nuestro corazón se abra a la presencia de Dios y al compromiso con los hermanos. Oremos R/Padre escúchanos
Sacerdote: Padre, te pedimos que no desoigas las súplicas de tu pueblo, antes bien, por tu inmensa bondad, concédele todo lo necesario para continuar sin desfallecer en el camino.
EXHORTACIÓN FINAL
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, 1993)
Te damos gracias, Señor, porque el clamor del Adviento
por el cielo y la tierra nuevos, en que habite la justicia,
se expresa con joven esperanza y liberador optimismo
por labios del: ¡Consolad, consolad a mi pueblo!
Una voz grita: Preparad en el desierto un camino al Señor,
porque se revelará su gloria y todos los hombres la verán.
Haz, Señor, que la levadura de tu reino nos convierta
en hombres y mujeres nuevos a la medida de Cristo Jesús,
para que seamos fermento capaz de transformar desde dentro
las estructuras familiares, laborales, políticas y económicas
posibilitando el nacimiento del hombre y mundo nuevos.
Amén.
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